El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el secretario general de Junts, Jordi Turull, han hablado este domingo sobre la crisis del Govern ERC-Junts, pero la reunión ha terminado sin un acuerdo que ataje esta crisis en el Ejecutivo catalán, tal como han informado la ACN y La Reunión. 

Fue el propio Aragonès el que anunció el pasado sábado que iba a hablar este domingo con Junts. No obstante, aseguraba que lo que pretendía con este encuentro era escuchar la propuesta de Junts, ya que no lo considera una negociación porque el presidente rechaza las condiciones de sus socios de coalición, quienes pidieron someter a Pere Aragonès a una cuestión de confianza.

El líder de Junts ha explicado al presidente de la Generalitat la propuesta que su partido le hizo llegar por escrito, entre la que se incluye la restitución del vicepresidente, Jordi Puigneró, a quien Aragonès destituyó el pasado jueves en plena crisis. Desde ERC se niegan en rotundo a volver a nombrar vicepresidente a Puigneró al considerar válida la cuestión por la que se motivó y es la falta de confianza.

Además, Junts reclama también unidad de acción en Madrid, así como limitar la mesa de diálogo con el Gobierno central a la audeterminación y amnistía. Ante ello, ERC interpreta estas exigencias como que no son serias ni pensadas para una negociación que aspire a encarrilar la crisis interna en el gobierno catalán. Y es que, para agregar más la gravedad del asunto, el plazo que se habían dado ambas partes concluye este domingo.

Un 1-O descafeinado

Esta crisis en el Govern ha coincidido con la celebración del quinto aniversario del 1 de octubre, aquel en el que allá por 2017 se celebró el referéndum de autodeterminación de Cataluña, declarado ilegal y que, junto con una Diada en la que la Guardia Urbana contabilizó un millón de personas agolpadas bajo el lema “votaremos, quieran o no quieran”, supusieron el estallido definitivo de unas tensiones que llevaban meses gestándose.

Este sábado tuvieron lugar en Barcelona dos concentraciones con este motivo, una de ellas convocada por el Consell de la República con la colaboración de Òmnium, ANC, AMI, la Intersindical y la Cámara de Barcelona que aglutinó hasta a 11.000 asistentes, según datos de la Guardia Urbana. La segunda, menos multitudinaria, celebrada con el fin de protestar contra el Govern, reunió a unas 1.500 personas.

Aprovechando la situación, Aragonès lanzó un mensaje para la ciudadanía catalana, llamando a los independentistas a “volver a centrarse” en el “derecho a voto” y dejar atrás la división que protagonizan hoy las formaciones políticas y entidades civiles de esta ideología.

También Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat, llamó a la unidad del independentismo, instando al Govern a ponerse “al servicio” del mandato del 1-O. “Es normal y comprensible que hoy comencemos a dirigirnos a los que tienen la responsabilidad para que se pongan al servicio de lo que hicimos hace cinco años, que ya toca”, afirmaba.