Más allá del debate independentista, que sin duda es el que presidirá toda la campaña electoral en Cataluña, es imprescindible que, desde ahora y hasta el próximo 25 de noviembre, se planteen los problemas cada vez más graves y acuciantes que afectan a gran número de ciudadanos de Cataluña. En la actualidad cerca del 22% de los catalanes sobreviven con rentas inferiores al umbral de la pobreza y casi el 30% de los niños catalanes viven en familias pobres. Son solo un par de datos que ilustran a la perfección sobre la dureza de la crisis económica y social que afecta a un porcentaje cada vez más numeroso de la sociedad catalana.
El debate independentista no puede ocultar esta situación dramática, que tiende a crecer progresivamente. El debate sobre la llamada transición nacional, el derecho a decidir, la autodeterminación, el soberanismo, el Estado propio y la independencia, aunque sin duda es y será de gran trascendencia tanto ahora como en los próximos años, no puede comportar que no se hable y trate, ahora y siempre, de los gravísimos problemas económicos y sociales que afectan a sectores cada vez más numerosos de la sociedad catalana. Cuando más de medio millón de ciudadanos de Cataluña han ingresado en la pobreza en estos tres últimos años, este es el verdadero gran problema. Y si la derecha nacionalista se escuda una vez más en el debate identitario, la izquierda debe hacer bandera de sus propuestas para la superación de la crisis.
Jordi García-Soler es periodista y analista político