El presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, durante la rueda de prensa que ha ofrecido hoy tras firmar el decreto de constitución del Parlamento catalán, que se celebrará finalmente el próximo lunes, 26 de octubre, sin tener seguro aún el apoyo de la CUP para volver a ser investido. EFE



Con la detención del actual tesorero de Convergencia, Andreu Viloca, ya son dos los responsables de las finanzas del partido nacionalista, nombrados por Artur Mas, implicados en la presunta trama del tres por ciento, que han sido detenidos por orden judicial. Recordemos a su predecesor, Daniel Osácar. Todos estos lodos provienen del tristemente célebre Caso Palau, con Félix Millet como cabeza visible. Hablamos siempre de lo mismo: financiación ilegal de partidos, cobro ilegal de comisiones, fraude fiscal y blanqueo de capitales. Recordemos que éste caso conllevó que, a día de hoy, CDC tenga todas sus sedes embargadas y se vea obligada a pagar una multa, en cómodos plazos, eso sí.

Las coincidencias
A Viloca, que también es administrador de la fundación CatDem, la Fiscalía Anticorrupción le atribuye un total de seis delitos, todos relacionados con la corrupción. Este hombre casi desconocido, incluso por sus propios compañeros de partido, es una persona de la máxima confianza de Mas, la que tenía en su despacho la famosa carpeta con una factura de la empresa TEYCO en la que estaba anotada a mano la cifra “tres por ciento”. El mismo hombre y el mismo despacho en el que la Benemérita encontró, dentro de una trituradora, restos de facturas con el membrete de dicha empresa, propiedad de la familia Sumarroca, vinculada estrechamente a los Pujol y a CDC desde hace años. El hombre al cual Mas se refirió en su comparecencia ante el Parlament para hablar del registro efectuado el pasado mes de agosto como “persona de la que me fío, y que si me dice que los números cuadran, es que cuadran”.

Mas va quemando no tan solo a Catalunya y a la sociedad civil. También quema tesoreros.

La presunta trama
La detención del hombre de las finanzas de Mas en el partido ha hecho saltar las alarmas en CDC. Que, además, siete empresas hayan sido objeto de sendos registros, amén de que entre los detenidos figuren empresarios como Juan Luis Romero Gameno, presidente deRogasa o el exalcalde de Anglès, Josep Manel Bassols, ha provocado que el propio Artur Mas haya tenido que comparecer ante los medios para dar lo que él considera una explicación.

Lo que, según fuentes convergentes, ha causado mayor pánico en la cúpula del partido ha sido, sin embargo, la detención de Josep Maria Rossell, director de la todopoderosa empresa pública de la Generalitat GISA, responsable de la obra pública en Catalunya dependiente del gobierno autonómico, así como del consejero delegado del Grup Soler, Jordi Soler. ¿A qué se dedica este grupo? A la construcción, amén de a las instalaciones, el mantenimiento y servicios energéticos. Otro tanto sucede con el registro y posterior detención del consejero delegado de COPISA, Xavier Tauler, empresa que también se dedica a la construcción.

¿Y qué ha dicho el president en funciones, al que cuando le sacas del proceso se queda sin argumentos? Repetir el mantra de siempre: el estado tiene la culpa.

“Somos objeto de caza mayor”
Así se ha despachado el president en funciones. Según él, tanto su persona como su partido CDC, están siendo víctimas de un acoso desproporcionado por parte de la justicia y del estado. En declaraciones del propio Mas, la Guardia Civil y la propia justicia están sobreactuando, y eso se debe al momento político actual. Lejos de la menor autocrítica, se ha limitado a señalar que, si se puede probar algo contra los detenidos, “si se demuestra que no son dignos”, se procederá contra ellos, pero que él no contempla tal escenario.

Ha desafiado a fiscales y fuerzas de seguridad a que encuentren algo en las adjudicaciones de la Generalitat e incluso ha llegado al extremo de decir que todo esto formaba parte de un ataque, no tan solo contra una ideología política, sino contra la propia institución que preside.

En resumen, Mas sigue igual, como si no hubiese habido elecciones. El Parlament se constituirá el próximo 26 de este mes, no tiene aliados para ser investido, se permite incluso decir que va a remodelar su gobierno en funciones, y todo lo que se diga en su contra es achacable a la conjura del Estado, el Gobierno, los que no son independentistas y los malos catalanes.

Un conseller decía hoy a todo periodista que se le ponía a mano que esto es el principio del fin. No le falta razón, replicaba un alto cargo convergente. El president, coincidían ambos, parece vivir en otro mundo, uno en el que sólo él cree. Mas no se ha enterado de que la justicia en ocasiones es lenta, pero acaba llegándonos a todos. Lo malo es que la fosa que se ha cavado es muy ancha, y ahí cabemos todos, han sentenciado los dos.

Dios ciega primero a aquellos a los que quiere perder, reza el dicho.