Tras cuatro días de travesía, los 60 migrantes a bordo del barco de rescate de la ONG catalana, Proactiva Open Arms, ha llegado por fin al Puerto de Barcelona. La embarcación ha atracado tocando la sirena para dar la bienvenida de los migrantes a la ciudad mientras algunos de ellos saludaban desde la popa.
La Cruz Roja ha gestionado el dispositivo humanitario, que consiste en ofrecer la atención más básica en un primer momento -ropa, comida, kits higiénicos-, y social, para dar apoyo emocional y acompañamiento a las personas migrantes. Ninguno de ellos tiene una situación de emergencia médica, sino habrían sido evacuados.
Hoy Bcn abre su puerto y su ciudad para acoger a todas las personas #OpenArms
— Proactiva Open Arms (@openarms_fund) 4 de julio de 2018
Hasta #Colon nos da la bienvenida.
Estamos en casa.#BackOpenArms pic.twitter.com/Vv7U3ANcOw
Activists in Barcelona dressed in an orange life-vest a statue of 15th-century explorer Christopher Columbus to turn attention to the loss of migrant and refugee’s lives in the Mediterranean Sea pic.twitter.com/TZ6sMSGdh7
— Emilio Morenatti (@EmilioMorenatti) 4 de julio de 2018
De 14 nacionalidades distintas, 50 son hombres, cinco son mujeres y cinco son menores de edad, tres de los cuales viajan solos. Los hombres serán trasladados a la ciudad de Esplugues de Llobregat, donde serán acogidos en la residencia para deportistas Joaquim Blume. Las mujeres serán atendidas en la capital catalana y los menores en la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA).
Una de las periodistas a bordo, Gabriela Sánchez del Diario.es, ha informado vía Twitter que las personas rescatadas han amanecido “inquietas, nerviosas y pendientes del horizonte más de lo habitual”. “Cuando han visto el barco de rescate español han estallado en aplausos”, según Sánchez. Otra de las periodistas a bordo, Renata Brito de AP News, ha contado las historias de supervivencia de algunos migrantes. Entre ellos ha recogido las impresiones de Judith Widianou, quien huyó de la violencia de la República Centroafricana con su pareja y su hijo de 9 años. “He visto el barco español en mis sueños – ha dicho Widianou – Soy muy feliz, es como si Dios hubiera venido a mí". Su hijo luce una camiseta de fútbol del FC Barcelona, que le ha regalado la tripulación de Open Arms.
Vienen de sufrir abusos, explotación, tortura, violaciones y exclavitud en Libia. Así se despiden de todo ello y le dan la bienvenida a Barcelona. @openarms_fund pic.twitter.com/u5n2rvx07d
— Oscar Camps (@campsoscar) 3 de juliol de 2018
Treinta días
Los migrantes tendrán un permiso de 30 días – originalmente eran 45 - para pedir asilo, si es posible, y evitar la entrada en un centro de internamiento. El coordinador de Cruz Roja en Cataluña, Enric Morist, ha destacado que este permiso permitirá "trabajar con tranquilidad" a la hora de estudiar las posibilidades jurídicas de cada persona, como la solicitud de asilo, y les posibilitará acceder a protecciones y programas de ayuda ya la hora de ponerlos en contacto con la red de familiares y amigos que puedan tener.
Drama humanitario
El pasado domingo el gobierno autorizaba a la oenegé catalana a desembarcar en Barcelona las personas rescatadas el sábado hacia las 9 de la mañana en una barca en aguas internacionales, a unas 40 millas de Libia. Ya que, según Proactiva Open Arms, los centros de coordinación marítima de Malta e Italia no les permitieron atracar en sus puertos para dejar los migrantes.
Anabel Montes, activista de la oenegé, ha querido recordar “la tristeza tan grande” que les produce saber que ayer murieron 63 personas en el mar, antes de ayer 120. “Llevamos sólo 60 personas y podríamos haber salvado 270 más”, ha lamentado el fundador de Proactiva, Oscar Camps, a través de Twitter, en referencia al desamparo de muchos migrantes que no han sido rescatados en el Mediterráneo en los últimos días.
Paralelamente miembros de la oenegé han hecho una protesta simbólica en el monumento a Cristóbal Colón, de Las Ramblas de Barcelona, subiendo una armilla salvavidas simulando un rescate ficticio en el aire, y colocándola en el brazo de la estatua, que señala el mar.