Barcelona quedó en estado de shock la tarde del 17 de agosto de 2017. Todo barcelonés recuerda qué estaba haciendo a las cinco de la tarde de aquel jueves. La ciudad se volcó en ayudar a las víctimas. Los servicios de emergencia (policías, bomberos y sanitarios) actuaron en perfecta sintonía. Las administraciones, por su parte, se vieron superados por la acción ciudadana. Desde los taxistas a los comerciantes o los establecimientos turísticos. Barcelona, ciudad solidaria, demostró aquel día que siempre está dispuesta a ayudar al prójimo. La rabia se vehiculó con un sencillo grito de protesta: “no tinc por” (no tengo miedo).

Aquel estado de shock persistió durante días. La Rambla, el paseo más florido y más ruidoso de la capital catalana, pasó a ser una avenida de silencio respetuoso. Las flores en recuerdo a las víctimas se agolpaban en el Pla de l’Ós, donde un mosaico de Joan Miró servía de parada para mostrar el respeto. Era el mismo lugar en el que la furgoneta mortal se había parado.

Aquellos días eran de fiesta mayores. Como ahora un año después. El bullicioso distrito de Gràcia celebra su fiesta mayor, así como el populoso y reivindicativo Sants. Son dos barrios con solera. En homenaje a las víctimas se suspendieron numerosos actos lúdicos. Los barceloneses no estaban con ánimo de fiesta. Pero Barcelona se supera en las dificultades. En pocas semanas, manteniendo el recuerdo, la Rambla volvió a ser el paseo que siempre ha sido. Numerosos barceloneses volvieron a recorrerlo, después de años de no hacerlo ante los miles de turistas que cada día se pasean por ella 13 heridos f 8 a Cambrils,  miles de turistas que cada dçlvieron a recorrerlo, despvieron a ser 13 heridos f 8 a Cambrils, ella. Barcelona había recuperado, aunque fuera por unos días, su emblemático paseo para sus ciudadanos.

Flores y velas recuerdan en la fuente de Canaletas, en las Ramblas, a las víctimas del atentado.

La ciudad recuperó su pulso y en una semanas todo parecía que era igual al 17 de agosto de antes de las cinco de la tarde.

Ahora, un año después, Barcelona mantiene en el recuerdo aquella trágica tarde. Las víctimas son las que peor lo llevan. Un año después, el Ayuntamiento de Barcelona ha preparado un sencillo acto de recuerdo y homenaje. Como hace un año, las flores en el lugar donde paró la furgoneta vuelven a aparecer. Mientras, Gràcia sigue con su fiesta mayor y Sants se prepara para la suya. Ambas tendrán su recuerdo, también, para las víctimas.