La Guardia Civil de Ávila tuvo que reclamar el pasado día 17 la ayuda de las dotaciones de cuatro puestos de la provincia, la Comandancia de Segovia y un dron de Protección Civil para conseguir detener a un individuo fuera de sí en la localidad abulense de Navaluenga, que bailaba semidesnudo con la música a todo volumen en el balcón de su casa, desde el que lanzó a las patrullas una televisión, maceteros y hasta una bombona de butano que impactó en la ventanilla de uno de los vehículos oficiales.

El episodio puede calificarse de rocambolesco y obligó a desplegar a un total de 22 agentes, y establecer un perímetro de seguridad que pusiera a salvo su integridad física y la de la ciudadanía ante la agresividad del ahora detenido como presunto autor de los delitos de alteración grave del orden público y atentado a agente de la autoridad.

Lluvia de objetos

La historia comienza en la medianoche del pasado sábado, cuando una primera patrulla acude al aviso de vecinos de Navaluenga, que alertan a la Comandancia de Ávila de que una persona estaba ocasionando ruidos y molestias, y comprueban que, efectivamente, un individuo se encontraba en un balcón, bailando semidesnudo, con la música a todo volumen y “en evidente estado de alteración”.

La petición de los agentes para que bajara la música no obtuvo otra respuesta que una lluvia de objetos, lanzados desde el balcón, acompañados de gritos e insultos, entre los que volaron a la calle un televisor, maceteros, y hasta una bombona de butano que destrozó el coche patrulla.

Ante la gravedad de la situación y la forma en la que el individuo no sólo se ponía en peligro a sí mismo, sino también a los agentes y cualquier otra persona, la Guardia Civil acordonó la zona, pidió a los vecinos que no salieran de sus viviendas y pidió refuerzos a las patrullas de los puestos de Cebreros, El Barraco, Sotillo de la Adrada y Casavieja y a la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de Segovia, movilizando asimismo a Emergencias 112 y un dron de Protección Civil.

En un principio, dada la imposibilidad de acceder al interior de la vivienda del agresor, en un segundo piso sin ascensor, ya que no paraba de arrojar objetos y se negaba a la negociación, incrementando su nivel de agresividad, la Guardia Civil monitorizó sus acciones gracias al visor térmico del dron, por si intentara realizar alguna acción más peligrosa o abandonar la vivienda, y finalmente, la Unidad especial planificó la intervención por la única entrada del inmueble, momento en el que el agresor lanzó un cazo con líquido hirviendo y lejía, que, afortunadamente, no alcanzó a ninguno de los efectivos.

El episodio concluyó con la detención del individuo, una vez los agentes, once en total, accedieron al portal y consiguieron forzar la puerta de acceso del domicilio que el hombre había bloqueado con una nevera, inmovilizándole en el balcón en el que constataron que tenía preparados para su lanzamiento otra bombona de butano y una barbacoa.

Tras la correspondiente atención y valoración médica, se procedió a su traslado al Hospital de Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila.