El portavoz parlamentario de Vox, Manuel Gavira, ha elevado hoy un poco más el tono agrio que su partido viene utilizando desde hace semanas contra el Gobierno andaluz y su presidente, Juan Manuel Moreno. El buen entendimiento de este con el líder socialista Juan Espadas ha acabado por soliviantar a los ultras andaluces, hoy más hostiles que nunca con su socio parlamentario.

Gavira ha dicho que “el Gobierno de Juanma Moreno no se sostiene. PP y Ciudadanos están en serios problemas: tenemos un partido muy frágil y tenemos otro con un trastorno bipolar, que dice una cosa en Andalucía y otra en Valencia”.

También ha acusado a PP y PSOE de pensar únicamente en su propio beneficio: “Quieren llegar a una entente no nos sorprende, lo hacen por beneficio suyo, quieren reforzar el bipartidismo: sospecho que de esta manera quieren ganar tiempo para que el señor Espadas se blanquee, aunque toda Andalucía debe saber que en cualquier país serio ese candidato ya habría dimitido porque su mujer fue enchufada en la Junta”.

El portavoz de la extrema derecha se pregunta “¿Qué se puede pactar con el PSOE de la corrupción, el paro, y la miseria?” y augura que “Moreno avanza directo hacia un acto de irresponsabilidad histórico que puede salir muy caro a los andaluces. Que no cuente con Vox. No traicionaremos a nuestros votantes”

Manuel Gavira ha manifestado además, segíun recoge Europa Press, que espera "como agua de mayo" que llegue el 27 de octubre para que ver si el Gobierno andaluz cumple su compromiso de que a los tres meses de conocidas las auditorías de los entes del sector público instrumental, se presentaría un plan de reordenación de esa administración.

Aun así, su partido está esperanzado en que el Gobierno andaluz "recule, se eche para atrás y cambie de opinión y abrace los compromiso que tiene suscritos con Vox". "Habrá que esperar al día 29 para conocer negro sobre blanco el contenido de esos presupuestos", ha apuntado.

En el documento de 17 páginas que Espadas le entregó a Moreno en su reunión del viernes pasado en San Telmo, los socialistas no ponen ninguna línea roja para alcanzar un acuerdo, pero incluyen el blindaje presupuestario de la sanidad y la educación públicas o el incremento de los fondos destinados a la memoria histórica.