Era muy esperada la comparecencia de este mediodía de Susana Díaz, aunque sus declaraciones no han deparado sorpresas: como cabía esperar, la secretaria general ha aceptado resignadamente el adelantamiento en seis meses del calendario de primarias para elegir al candidato socialista a la Junta de Andalucía.

Era lo que propugnaban Ferraz y los críticos de Díaz. Ella hubiera preferido mantener el calendario aprobado en su día “por unanimidad”, pero el “ruido” que estaba generando el debate sobre las fechas la ha convencido de que “erosionaba” al partido.

Tras su rueda de prensa, la Comisión Ejecutiva Regional votaba por unanimidad la propuesta planteada por Díaz, "de solicitar al Federal el adelantamiento y activación del proceso  de primarias", según informó el partido en un comunicado.

Díaz se ha mostrado exquisitamente respetuosa con la dirección federal y con quienes hayan de ser sus oponentes, pero no ha podido o no ha querido ocultar que se ha producido un distanciamiento con quien hasta ahora venía nombrando como "Pedro" y al que hoy se ha referido como “el secretario general”.

Un dato aportado por Díaz confirma esa frialdad en la relación entre ambos: “Le mandé un mensaje al presidente, pero no he podido hablar con él. El secretario de Organización me llamó, pero no me dijo nada [del adelanto de las primarias por parte de Ferraz, avanzado por la cadena SER]. Espero poder hablar con el secretario general del PSOE de España". Sánchez deja de ser Pedro y pasa a ser de nuevo el secretario general.

La expresidenta andaluza no desconoce que detrás de la aceleración de los tiempos orgánicos, que ella rechazaba, está Pedro Sánchez. De hecho, en la calle San Vicente de Sevilla no ha gustado que Ferraz mezclara el debate sobre los pésimos resultados electorales de Madrid con el proceso interno andaluz.

Para Díaz, el 4-M obliga “a hacer reflexión interna desde la unidad, tenemos que ser autocríticos, ya que es muy triste que avance la derecha más xenófoba y más machista de toda Europa. Lo de Madrid -añadía- comenzó en Andalucía y lo advertimos entonces, pero muchos me criticaron por ello. Hoy siguen avanzando, algo no estaremos haciendo bien”. En sus palabras había un reproche implícito a la dirección nacional del partido, aunque Díaz no ha querido ir más allá.

La secretaria general del PSOE andaluz no era partidaria del adelanto de las primarias, pero se ha visto forzada a cambiar de opinión, consciente de que en última instancia la decisión está en manos de Ferraz y si ella se hubiera enrocado en el no habría acabado desautorizada por Ferraz. Díaz lo ha explicado así:

“He hecho miles de kilómetros, hablando con mucha gente y nadie me ha preguntado por el ruido interno de mi partido. He defendido que la prioridad solo podía ser la gente, proteger servicios públicos, respetando calendarios para renovar los órganos. No ha sido la Ejecutiva Regional quien ha cambiado el calendario. No me voy a negar al debate sereno. Que sean los militantes, con libertad, quienes decidan”.

A preguntas comprometidas como la de que si temía que Ferraz interfiriera en el proceso andaluz, Díaz ha preferido eludir la respuesta para limitarse a señalar que respeta profundamente a sus compañeros y que está convencida de que los militantes “elegirán con libertad, autonomía y en defensa del proyecto que representamos los socialistas andaluces”.

Su contrincante en las primarias será con toda seguridad Juan Espadas y probablemente también Luis Ángel Hierro, menos conocido pero determinado a dar la batalla para que el socialismo andaluz gire hacia la izquierda.