Los EEUU nos ofrecen el ritmo trepidante de una campaña electoral carísima, que quieren convertirse en el enfoque ideal de la democracia más avanzada. De los resultados favorables para un candidato, depende toda la tratadística subsiguiente para el universo del marketing político, me cansa pensar en el devenir de la cacharrería de frases, discursos, gestos, regates y remates que para los sesudos de estos eventos, significarán el impulso vital de un resultado electoral.

Me recuerda la mercadería literaria al uso con el tiki-taka, dónde plumas deportivas estilosas, nos explican toda la esencia del pelotazo, el dribling, el parloteo del vestuario y las radiografías de las lesiones. No obstante la Campaña, me mantiene con la misma curiosidad de un Real Madrid-Barça in extremis, donde un irremediable empujón, con su penalti fallido, puede servirme de nexo de unión y cháchara con ciudadanos incógnitos.

Todo este preámbulo rancio y hastiado, me sirve para decir que si votara en USA, votaría a Obama sin tanta parafernalia; como si tuviera que elegir a quién ver jugando al fútbol, prefiero a los menudos y habilidosos que me pasmaban en las callejuelas, sentando de culo con sus habilidades a todos los fortachones que confundían el balón con una batata.

He seguido los tres debates presidenciales, y mantuve la desazón del primero, que según Gore perdió mi preferido por el efecto de la altura, que provocó una desconcentración inhabitual en el demócrata. Los dos siguientes los ganó de goleada, salvo para los repúblicalcitrantes, que con esa manía que tienen las derechas de no concederle al adversario ni el beneficio de la duda, piensa que Romney se roneó de Obama y que había demostrado gran solvencia en el temario, ajeno para él, no acostumbrado a otras tareas que a las malas artes de amasar fortuna.

Verdadero o falso el juego electoral norteamericano, por los pagos de esta piel de toros lo tenemos que echar de menos, porque aquí depende de las argucias y previsiones del PP, para que puedan celebrarse los cara a cara. Aunque aquí baste con ponerse farruco a lo Belén Esteban y mentir como un descosido, para que se haga inevitable tener un presidente de gobierno, entretenido en disparar con sus drones del Boletín Oficial del Estado a todo bicho viviente sin descanso.

A falta de cara a cara, ayer tuve la santa paciencia de seguir el cara o cruz de las enmiendas a la totalidad a los PGE. Montoro acusó querencias, pero soltó tarascadas arropado por las tablas de la bancada de derechas, respondiendo a los diestros y siniestros adversarios con descaro, afeándoles que no eran capaces de ver que estaban ante los presupuestos más sociales de la democracia. El insolvente ministro de Hacienda, demostró que también es insolvente a la hora de entender el sentido asocial de los presupuestos que ha presentado.

La banca norteamericana, tema que no estaba en el debate, se ha comido 18 billones de dólares para sanear sus cuentas peligrosas, nuestra banca más modesta, pero igual de molestas, le sigue al pairo dislocando nuestras cuentas. Mientras tanto, esperaré el resultado del último Estado de la Unión que garantice que ha ganado mi candidato preferido.