La niña, que se llama María José, cuenta actualmente con movilidad en sus piernas y, a pesar de la gravedad de la lesión (empezaba a la altura de la primera vértebra lumbar) se han conseguido evitar las complicaciones derivadas de esta anomalía como desplazamiento del tronco cerebral o hidrocefalia.

Balance
La consejera de Salud, María Jesús Montero, acompañada del equipo de profesionales responsable de todo el proceso, ha informado sobre esta intervención y el balance de los últimos cuatro años del Programa de Medicina y Terapia Fetal. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto la capacitación de los profesionales de la sanidad andaluza y la dotación tecnológica de la que disponen los centros sanitarios de la comunidad.

Pasos de la intervención
En la intervención de cirugía fetal abierta para corregir espina bífida, el primer paso es que la madre reciba anestesia general junto con un catéter epidural para controlar el dolor tras la cirugía. Este procedimiento anestésico es más complejo que el de una cesárea normal, ya que son necesarios controles intraoperatorios adicionales.

Histerotomía
El útero es expuesto y, tras comprobar la localización ecográfica fetal, se realiza una incisión en el propio útero adecuada para la exposición del defecto fetal. Se realiza una histerotomía (apertura del útero) similar a la de una cesárea, aunque vertical y en el cuerpo uterino, para ofrecer el mejor campo quirúrgico posible. El líquido amniótico se recoge para su posterior utilización si se considera adecuado.

Campo quirúrgico
El feto debe ser movilizado para exponer el defecto dentro del campo quirúrgico. Se estabiliza a través del útero para que no se desplace durante la cirugía. Una vez expuesto, se realiza anestesia fetal mediante una inyección intramuscular para controlar el dolor y los movimientos.

Tubo neural
Tras las anestesia, se libera el defecto de la médula espinal de piel y se corrige el defecto del tubo neural. Después de la corrección, se cierra el útero, reponiendo el líquido amniótico simultáneamente, se introduce en el abdomen y se cierra la pared abdominal. Durante todo momento, el feto permanece monitorizado mediante ecografía continua.

Elevada complejidad
La intervención realizada es de una eleva complejidad y exige una exhaustiva preparación y seguimiento por parte del equipo de Medicina y Terapia Fetal, en el que participa un equipo multidisciplinar de profesionales de reconocida experiencia. En total, una veintena de profesionales han participado en esta intervención.

Uno de los mayor experiencia en Europa
La actividad realizada por este equipo de profesionales multidisciplinar ha supuesto que se configure como uno de los de mayor experiencia acumulada en este campo en Europa. Así, diferentes centros españoles han enviado al hospital sevillano a distintos profesionales para actualizar sus conocimientos en este tipo de intervenciones.

Espina bífida
El mielomeningocele o espina bífida es una grave malformación del sistema nervioso central que afecta aproximadamente a 1 de cada 3.500 recién nacidos vivos. El sistema nervioso, a nivel de la médula espinal, no termina de desarrollarse adecuadamente y se encuentra abierto, en contacto con la piel y el líquido amniótico, provocando secuelas neurológicas (parálisis, hidrocefalia, retraso cognitivo, alteraciones de la columna), urológicas y traumatológicas (deformidades, etc.) en el recién nacido. Aunque tienen un elevado porcentaje de supervivencia, niño y familia ven mermada de manera importante su calidad de vida.

Muy seleccionados
Estados Unidos es el país con más experiencia en corrección fetal intrauterina de mielomeningocele, una opción de tratamiento que puede ofrecerse en casos muy seleccionados.

Estudio Moms
La revista científica 'The New England Journal of Medicine' ha publicado recientemente los resultados del estudio MOMS (Management of Myelomeningocele Study), financiado por los National Institutes of Health (NIH). Los autores demuestran que la cirugía de la espina bífida durante la gestación ofrece mejores resultados motores y neurocognitivos que la cirugía de esta patología tras el nacimiento, si bien, se asocia a un mayor riesgo materno y de prematuridad.

Mejoras de la intervención intrauterina
Teniendo en cuenta que la lesión de la médula espinal se produce, en parte, por la exposición del tejido nervioso al líquido amniótico durante toda la gestación y por la tracción y lesión del mismo contra las paredes del útero, y que la hidrocefalia y el daño cerebral se asocian al grado de tracción de la médula en la espalda, la intervención intrauterina permite mejorar los resultados sobre las secuelas motoras y neurológicas frente a la cirugía tras el nacimiento.