Las negociaciones entre el PSOE y el PP para pactar los Presupuestos andaluces de 2022, que Vox parece decidido a no apoyar, tropiezan con sus primeras dificultades antes incluso de haber dado comienzo. La semana que viene se discute en el Parlamento la Ley de Tributos Cedidos, buque insignia del Ejecutivo de PP y Cs cuyo estandarte es la bajada de impuestos: los socialistas mantienen viva su enmienda a la totalidad y los populares exigen su retirada.

La ley tiene garantizada su aprobación porque cuenta con los votos de PP, Cs y la ultraderecha de Vox, pero para los socialistas no será fácil salvar la incongruencia existente entre rechazar las rebajas fiscales y dar luz verde a los Presupuestos en los que tales rebajas estarían de un modo u otro reflejadas.

A ello hay que sumar una cierta contestación interna, si bien todavía bastante difusa, dentro del Partido Socialista. Aunque admiten que la estrategia de Espadas está logrando arrinconar a Vox, a no pocos dirigentes y militantes socialistas les intranquiliza la posibilidad de un entendimiento con la derecha en un asunto de tanto alto impacto político como la Ley de Presupuestos.

Una estrategia novedosa

Espadas esgrime su legitimidad y autonomía como secretario general para intentar una estrategia distinta a la de su antecesora Susana Díaz y que el nuevo equipo dirigente considera fracasada: no menciona que las encuestas no van bien para el PSOE, pero parece estar pensando en ellas. Por ahora y salvo el excandidato a las primarias Luis Ángel Hierro, el PSOE andaluz muestra toda la apariencia de una balsa de aceite.

“Es una mini reforma fiscal de la señorita Pepis solamente para agradar a una parte de su electorado con mayor nivel de recursos económicos”, dijo ayer Juan Espadas, que mantuvo en Sevilla un encuentro con el líder de los socialistas catalanes y exministro de Sanidad , Salvador Illa. Espadas está dispuesto a revertir esa ley si llega al Gobierno, pero por ahora no la ha convertido en una línea roja que haga imposible el acuerdo presupuestario.

Aun así, advirtió de la “imposibilidad manifiesta del PSOE de llegar a acuerdos en materia fiscal con el PP, porque cuando llega la hora de ver cómo se distribuyen los recursos, el PSOE lo que pone encima de la mesa pasa por esa progresividad y discriminación positiva hacia el que menos tiene frente al que más tiene".

Y recalcó: “Tendemos la mano a negociar el Presupuesto con cuestiones imprescindibles como sanidad, educación, servicios sociales, financiación municipal o jóvenes. Cuando nos llamen con los números por delante, diremos lo que nos han dicho los colectivos. Es una cuestión de interés de los ciudadanos, no de tacticismo”.

El secretario general del PSOE recrimina a la Junta que con una mano baje los impuestos y con la otra reclame más dinero al Gobierno de España. El presidente Moreno replica que la eliminación y bajada de impuestos desde el año 2019 ha supuesto que haya 119.000 nuevos contribuyentes que antes estaban censados en otros territorios porque Andalucía no les resultaba "apetecible fiscalmente" y además se han recaudado 600 millones de euros extra porque hay más actividad económica. Ambos datos no han sido certificados por ningún organismo oficial, pero tampoco han sido desmentidos por la oposición.

Poli bueno, poli malo

Aunque la disposición del presidente Juan Manuel Moreno parece favorable al acuerdo, el discurso oficial de su partido es menos indulgente con los socialistas. El vicesecretario de Sectores Productivos del PP-A y portavoz adjunto del Grupo Popular en el Parlamento, Pablo Venzal, urgió ayer a Espadas a aclarar si apoya la bajada de impuestos en Andalucía o está con el modelo "socialcomunista" de Pedro Sánchez.

Y el portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Andalucía, José Antonio Nieto, aconsejaba al PSOE "un poco más de humildad y de discreción" para sentarse a negociar los Presupuestos de 2022. “A los socialistas les sobra soberbia y postureo”, opina Nieto.

En la misma línea dura, el vicepresidente de la Junta de Andalucía y consejero de Turismo, Juan Marín, advertía: "Este Gobierno no se va someter ni al chantaje del señor Espadas ni del Partido Socialista ni de ninguna otra fuerza a la hora de aprobar el Presupuesto". También reclamó Marín a Espadas que “dé la cara” para que Pedro Sánchez “no siga maltratando a Andalucía”.

Escuchando a Venzal, Nieto o Marín se diría que o bien Moreno no manda bastante ni en su partido ni en su Gobierno o bien ha activado la vieja táctica del poli bueno (él) y el poli malo (Marín y el PP). En el PSOE, solo hay polis buenos. Por ahora.