Una vez acabados los discursos y tras sonar el último acorde del himno nacional, que se escuchó tras el himno de Andalucía, el primer grito que resonó bien audible en el salón de usos múltiples del Parlamento de Andalucía fue un sonoro ¡Viva España!, seguido de un ¡Viva Andalucía! también sonoro pero menos vibrante.

Era el primer signo de los nuevos tiempos. Otro, más obvio, era la apretada lista de nombres presentes: Mariano Rajoy, Javier Arenas, Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Núñez Feijóo, Teodoro García Egea, Ana Pastor, Dolors Montserrat, Ángel Garrido, Fernando López Miras, Rafael Hernando, Gabino Puche, Antonio Hernández Mancha, José Antonio Monago… La relación se haría interminable.

Carambolas y simetrías

Andalucía ya tiene presidente de derechas y eso se advertía vagamente en el gesto, la figura y los atuendos de los presentes en el atestado salón, donde el PP hizo un brioso despliegue institucional para arropar al mismo hombre que 24 horas antes de las elecciones daba por muerto. La vara de la abstención más la bola blanca de Cs y la bola negra Vox han dado como resultado una milagrosa carambola llamada Moreno.

Hay una simetría algo siniestra entre Juanma Moreno y Susana Díaz: a él lo daban por muerto y ahora ha resucitado y a ella le auguraban larga vida y ahora quieren quitársela. Moreno iba a atravesar resignado el corredor de la muerte porque no podía no hacerlo: todo lo contrario que Díaz.

Ausencias y presencias

Díaz estuvo en el acto de jura del cargo de Moreno, al igual que los expresidentes José Rodríguez de la Borbolla y Manuel Chaves, que no estuvo, en cambio, en 2015 en el de su compañera de partido Susana Díaz.

Unas pocas semanas antes de aquella toma de posesión, Chaves había sido obligado a dejar su escaño en el Congreso porque así lo exigía Cs, pero también porque también así lo deseaban tanto Díaz como Pedro Sánchez.

Los también expresidentes socialistas Rafael Escuredo y José Antonio Griñán no acudieron a la cita: el primero porque está en otras cosas y el segundo porque bastante tiene con lo suyo.

Beligerancia activa

El hecho más significativo del breve discurso de Juanma Moreno fue el compromiso de que la Andalucía que él va a presidir tendrá una “beligerancia activa frente a quienes quieren trocear España”.

Digamos que el verbo ‘trocear’ es mucho verbo para hablar de un país, pero es el que decidió utilizar. En su anterior discurso, el de investidura, Moreno fue más cauto al aludir a la cuestión territorial.

Desde hoy, la política de apaciguamiento con Cataluña que viene impulsando el Gobierno central va a tener un adversario con el que no contaba de Pedro Sánchez.

Aunque son bien conocidas las diferencias entre Sánchez y Díaz en la cuestión territorial, la anterior presidenta optó desde el primer momento de la llegada de Sánchez a la Moncloa por un perfil estudiadamente bajo, decidida a no crearle al Gobierno de su partido más problemas de los que ya se derivaban del apoyo separatista a la investidura del presidente.

Un caso

Por poner un ejemplo de ayer mismo: la Andalucía socialista de Díaz nunca habría suscrito la propuesta aprobada ayer por la Extremadura socialista de Guillermo Fernández Vara con los votos de PP y Cs reclamando la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

Tardará poco en suceder lo mismo en la Andalucía de Moreno. Sus propios aliados políticos, Ciudadanos en el Gobierno y Vox en el Parlamento, tienen en la mina catalana el principal incentivo de su acción política y les faltará tiempo para promover iniciativas similares a la extremeña para poner en apuros al PSOE.

El lugar de Moreno

En teoría, Moreno está más cerca del conservadurismo templado de Rajoy, cuyo Gobierno puso como ejemplo a seguir, que del españolismo rígido e inclemente que Pablo Casado comparte con Aznar, a quien el presidente andaluz tuvo buen cuidado de no citar. Pero eso es en teoría, muy en teoría.

En verdad, nada sabemos de Moreno que sea genuino de él y solo de él. De Aznar sabemos que está más a la derecha que el Rajoy presidente aunque no más que el Rajoy ministro de Aznar.

De Moreno no sabemos si se situará tan a la derecha como Casado, a su vez mucho más cerca de Vox que de Cs, o si virará más bien hacia un vagoroso centro como su mentora Soraya Sáenz de Santamaría. No sabemos qué lleva dentro Moreno, si un Rajoy o un Aznar. El ejercicio del poder, que en eso nunca miente porque no puede mentir, nos lo dirá pronto.