Estaban muy equivocados quienes pensaban que las mayorías búlgaras en los partidos políticos eran cosa del pasado. En el PP de Málaga, al menos, no lo son. Elías Bendodo fue reelegido este domingo como presidente del PP de Málaga con el 98,2 por ciento de los votos.

No es la primera vez que Bendodo cosecha una mayoría búlgara. En el anterior congreso, celebrado hace cuatro años, mejoró incluso el porcentaje de ayer: entonces solo le faltó medio punto para sumar el 100 por 100 de los votos.

Según informa la web del PP de Málaga, fueron “1.070 los compromisarios que votaron ayer, en representación de los 32.000 afiliados de la formación”. La información oficial del partido no es del todo precisa: en realidad, de los 1.070 compromisarios ejercieron su derecho al voto 811, de los cuales 797 respaldaron a Bendodo, diez votaron en contra y cuatro se abstuvieron.

Bendodo logró una mayoría búlgara, pero no una victoria búlgara. Su éxito personal estuvo empañado por la negativa de la dirección nacional del PP a autorizar que la hasta ahora secretaria general del partido y delegada del gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, siga compatibilizando ambos cargos.

Génova aplicó los estatutos del partido con Navarro, pero no con Bendodo. El reglamento interno del PP, del que este hace excepciones de manera discrecional, estipula que los presidentes y secretarios provinciales no son compatibles con cargos ejecutivos en los gobiernos regionales, aunque sí con cargos representativos en ayuntamientos, diputaciones o parlamentos autonómicos.

¿Quién manda aquí?

Aun así, Bendodo no se da por vencido: ayer anunció que va a proponer a la actual secretaria general para que continúe en el cargo, por lo que pedirá su compatibilidad a la dirección nacional del PP. Estatutariamente es la dirección provincial salida del congreso la que designa al secretario general.

El empeño de Bendodo en mantener como número dos del partido en Málaga a Patricia Navarro no tiene que ver solo con el huevo, sino también y sobre todo con el fuero, es decir, con la respuesta a esta pregunta clave en toda organización política: ¿quién manda aquí? Pablo Casado intenta ganar influencia en las direcciones regionales y provinciales del PP, pero estas se resisten, sobre todo aquellas que, como sucede en Andalucía, ostentan el poder institucional.

“Tenemos las ideas, los equipos y las personas; es la hora de Málaga y el PP de Málaga es la herramienta para garantizar el avance de la provincia”, dijo Bendodo, señalando como grandes hitos a impulsar el tercer hospital, el metro soterrado, la autopista del agua, el trasvase de Iznájar o la Ciudad Aeroportuaria, entre otros proyectos.

Copiando el manido emblema socialista, Bendodo dijo que “somos el partido que más se parece a los malagueños, el que mejor responde a sus anhelos y necesidades”, apuntando que “hemos dado lo mejor de nosotros en el peor momento posible; hemos demostrado que es posible recaudar más y gestionar mejor bajando impuestos, tal y como hacemos desde el Gobierno andaluz”, ha manifestado.

En este sentido, abundó en que “el PP lidera un proyecto basado en el andalucismo moderado, moderno y constitucional, porque nos sentimos orgullosos de ser andaluces y de ser españoles, apostando como nunca antes por la educación, por la sanidad y por las políticas sociales frente al autobombo y los falsos golpes de pecho”, ha contrapuesto. “Andalucía coge ahora un tren que llevaba 37 años perdiendo”.