También Podemos se ha contaminado, tan rápida como tristemente, de algunas de las peores prácticas de la política española: no peores en el sentido de corruptas o delictivas, sino peores en el sentido de trapaceras y poco virtuosas. Y aun peor que eso: de prácticas taimadamente farisaicas pues simulan practicar públicamente la virtud cuando en realidad se solazan secretamente en el vicio.

La formulación de la pregunta que Podemos Castilla-La Mancha ha dirigido este fin de semana a sus bases sobre la opción de entrar en el Gobierno socialista de Emiliano García Page se encuadra dentro de esa tramposa tradición de doblez y ventajismo que tuvo su ejemplo más eximio en la legendaria pregunta formulada por el Gobierno de UCD a los andaluces en el referéndum autonómico del 28 de Febrero de 1980. La recordamos: “¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?’. Por supuesto, los partidos de izquierdas explicaron detalladamente a los votantes qué diablos significaba la maldita pregunta y qué había que votar para que no ser engañados.

Una consulta cautelosa

La pregunta que ha hecho la dirección del partido morado a sus afiliados no es tan sofisticada como la de UCD, pero pertenece a la misma familia: "¿Crees que Podemos-CLM debería votar sí a los Presupuestos si con un acuerdo de gobierno se garantiza la puesta en marcha y el control de políticas propias como la Renta Garantizada o el Plan de Garantías Ciudadanas?".

No está mal, Pepe García Molina, en serio, no está mal pero podríais mejorar mucho esa tímida formulación. Por ejemplo así: "¿Crees que Podemos-CLM debería votar sí a los Presupuestos si con un acuerdo de gobierno se garantiza la puesta en marcha y el control de políticas propias como la Renta Garantizada o el Plan de Garantías Ciudadanas, pero siempre que los consejeros de Podemos pudieran asistir a las reuniones del Gobierno socialista tapándose la nariz con una pinza y siempre, por supuesto, que podamos romper dicho acuerdo si el partido –a cuya regeneración ética estamos contribuyendo generosamente y sin pedir nada a cambio– vuelve a dar el menor signo de su antigua complicidad con el IBEX 35, el FMI, el Banco Mundial, Felipe González y el Grupo Prisa?”.

Lo menos que se despacha

La pregunta sobre el 'pacto de Toledo' es taimada y poco ejemplar porque con su formulación la dirección de Podemos parece avergonzarse de aquello mismo por lo que ha apostado. Formalmente, Podemos cumple de forma íntegra el requisito que se impuso a sí mismo de consultar a sus bases los pactos con otros partidos; materialmente, cumple ese compromiso lo menos que le es posible cumplirlo.

El hecho mismo no reviste, por supuesto, excesiva gravedad. Lo grave es el fuero, no el huevo. Lo grave es lo que esa conducta tiene de síntoma de una enfermedad nacional más profunda y extendida de lo que creíamos y que, en la medida de sus posibilidades, Podemos había venido a sanar.