Bajada de impuestos: es la gran bandera de la primera legislatura conservadora andaluza, cuya autoría se disputan las tres patas del Gobierno andaluz: PP, Cs y Vox. En principio, el enfado de Vox con sus dos socios parlamentarios no se trasladará al Pleno de la semana que viene en el que se aprobará la futura Ley de Impuestos Cedidos, que la izquierda no comparte.

Sin complejos, el consejero de la Presidencia y portavoz del Gobierno andaluz, Elías Bendodo, ha calificado nada menos de que “revolución” la futura ley, que va a permitir, dijo, que 329 millones de euros se queden "en el bolsillo de los andaluces".

Esa caída de la recaudación equivale al 0,81 por ciento del Presupuesto de 2020, que fue de 40.188 millones, y al 2 por ciento de la recaudación fiscal de la Junta, que rozó los 16.000 millones el año pasado. “Revolución” parece, pues, mucha palabra para definir la reforma fiscal.

La tesis inamovible del Gobierno andaluz y de las derechas en general es que bajando los impuestos se recauda más, el Gobierno tiene más dinero para invertir y los ciudadanos más dinero en su bolillo para gastar.

Magia fiscal

En el Partido Socialista no ven las cosas de la misma manera. Su diputado por Jaén y exconsejero de Fomento Felipe López juzga con ironía la filosofía fiscal del Ejecutivo de Juan Manuel Moreno: “Coherencia a raudales destila la derecha –escribía en cuenta de Twitter–. Con los impuestos cedidos hace regalos fiscales a los privilegiados: eso sí, al tiempo y sin pudor alguno levanta la voz para pedir más recursos al Estado, que milagrosamente debe generarlos, por supuesto, sin subir impuestos. Magia!!!".

Según las cuentas del consejero de la Presidencia, una persona que vende su piso por 150.000 euros, se va a ahorrar 3.000 euros en impuestos, ya que antes pagaba 12.000 y, con esta nueva ley, pagará 9.000; y una familia numerosa que compre una vivienda en Andalucía por 250.000 euros, se va a ahorrat más de 11.000 euros en el impuesto de transmisiones patrimoniales. Magia!!!

Con la anterior ‘revolución fiscal’ de la Junta, implementada a principios de 2029, el Ejecutivo también hacía unas proyecciones que la oposición nunca compartió. El exconsejero de Hacienda Antonio Ramírez de Arellano difundía entonces un severo análisis del decreto de rebajas fiscales de la Junta que señalaba a los contribuyentes más acaudalados como principales beneficiarios de la reforma.

A partir de datos públicos extraídos de la Agencia Tributaria y de la aplicación a los diferentes tramos de ingresos de la nueva tabla fiscal andaluza de 2019 a 2022, Arellano concluía que, en IRPF, la bajada efectiva se concentraba en las rentas elevadas ya que en el año 2022 un contribuyente que ganara 20.000 euros se ahorraría en su declaración 63 euros, mientras que alguien que ganara 160.000 tendrá un ahorro de 1.728 euros.

Recordaba también el exconsejero que en Andalucía menos del 3 por ciento de las declaraciones eran de una renta superior a 70.000 euros y menos del 0,3% de ellas eran de una renta superior a los 160.000.