Es la ópera prima andaluza, y quizá española, de la temporada. Jaulas es una de esas películas con la capacidad de sorprender a varios niveles manteniendo un estilo distintivo y trazando con energía un contenido acorde a los tiempos. Ocho años ha tardado en levantar el proyecto, entre la escritura y al financiación, el joven sevillano Nicolás Pacheco, que admite que estará siempre agradecido al productor Antonio Pérez (Solas) por darle la oportunidad de abrirse paso: “Cuando no has demostrado que seas capaz de enfrentarte a un proyecto de esta envergadura, la apuesta es arriesgada”, comenta en plena vorágine de entrevistas. Pacheco, lógicamente, no ha salido de la nada. Cuenta en su trayectoria previa con siete cortometrajes, que, en sus palabras, “te preparan para afrontar proyectos con más metraje. En lo que más me han ayudado es a encontrar mi mirada, mi personalidad en el campo audiovisual, mis temas y personajes”.

Esa mirada propia de la que habla es lo que más está dando que hablar de Jaulas. En ella, conviven dos universos casi antagónicos: una trama dramática, con elementos de thriller de venganza; y arrebatos de fantasía, desde el inicio con una competición en la que varios hombres imitan el canturreo de los pájaros. “Es algo que me nace de manera natural, no está premeditado”, señala Pachecho, que admite que “tenía claro que una peli tan intensa debía tener un tratamiento más suave. Contarla como una fábula contemporánea iba a ayudar a digerirla mejor. De ahí los colores, la música, cierta línea cómica. La idea es que el espectador lo pase bien”. Las comparaciones con el cine de Emir Kusturica o la más apropiada con los hermanos Coen surgieron de forma inmediata tras el estreno mundial en la Seminci de Valladolid. Pacheco reconoce que le pone “muy contento” que le saquen esos referentes, siempre que sea como un halago: “Parece que si alguien en Andalucía hace algo como los Coen se le acusa de que algo chirría. No tenemos la autoestima. Necesitamos poner un sello, ridiculizar, decir que “se quiere parecer a””.

La marginación de las mujeres

Hasta una fase bien avanzada del proyecto, su título era ‘La cría del canario’, lo que hacía pensar a los inversores que se trataba de un documental. Finalmente, se decidió que Jaulas reflejaba a la perfección la idea de la película. “Trata de personajes que están aprisionados y que de alguna manera luchan por salir. Hay un abanico de limitaciones: psicológicas, sociológicas o incluso físicas” explica el director. La historia arranca en un arrabal, donde una mujer huye con su hija de su violento marido, llevándose el dinero con el que los chantajean para que se marchen y dejen construir pisos. De ahí se trasladan a un barrio del extrarradio de una ciudad indeterminada (“con aire sureño, no se maquilla el acento, pero es una película universal”), el que se supone va a ser el punto de partida de una nueva vida, aunque la sed de venganza de quienes han dejado atrás no se calma fácilmente. “Los espacios tienen su razón de ser en que los personajes viven en el desarraigo, son marginales y por eso están fuera, en asentamientos en los que luchan día a día por sobrevivir”.

No es difícil darse cuenta de que prácticamente todos los hombres que aparecen en Jaulas tienen un comportamiento despreciable. Frente a ellos, las mujeres muestran una actitud luchadora, capaces de llegar donde haga falta por su libertad. El discurso sobre el empoderamiento parece claro: “es algo necesario en esta Andalucía, donde cierto costumbrismo machista hace que la mujer esté relegada, que tenga el poder en la casa y la economía familiar pero que no tenga otras libertades”. La película, que cuenta con actrices de raza como Estefanía de los Santos o Belén Ponce de León, es para su director “un golpe en la mesa para señalar esta situación, criticarla y poner en valor la figura de la mujer de nuestra tierra.”

En busca del público

La llegada de Jaulas al Festival de Cine Europeo de Sevilla llega tras su paso por la competición oficial de la Seminci, en la que fue la única película española. Llama la atención que el estreno no haya sido en la tierra del autor, aunque para este, “lo importante es estar, compartir la película con el máximo público posible y disfrutar de las cosas bonitas que le pasen”. Ese es el deseo, y para ello está inmerso en una intensa promoción, previa al estreno en salas el próximo 23 de noviembre. Pacheco confía en el “boca a oreja” para que funcione, ya que “no cuenta con caras reconocibles del cine español ni con el presupuesto en publicidad que las teles privadas ofrecen a sus productos”.

Sus planes pasan por seguir mostrando su debut y ponerse a escribir su segunda película, que será más cómica. No sabemos si volverá a rodar en Andalucía o si lo hará en Madrid, donde también ha vivido. El terreno para hacerlo aquí parece mejor abonado actualmente: “Hay más productores que están abriendo camino en la ficción y el documental. Creo que hay potencial y si nos organizamos y transmitimos los valores de nuestro trabajo y nuestra cultura llegaremos lejos, porque el cine andaluz es la mejor forma de mostrarnos al mundo”, afirma con convicción. Con películas como Jaulas, no cabe duda de que lo es.