Y no es que sea una prioridad estratégica, es que no pueden admitir que haya otra forma de ser, de relacionarse con la ciudadanía y de trabajar por los demás. Como en tiempos de los libros prohibidos su obsesión es que no exista nada diferente, fuera de su código y que la homogeneidad se implante dentro de la estructura de pensamiento de todos y todas.

Andalucía se ha convertido en la aldea gala que resiste al imperio, y esto no lo puede permitir la corte senatorial de la villa y corte ya que pone en duda su autoridad y mando.

Los senadores del imperio vienen atacando a los habitantes de Andalucía,  en su forma de ser, en su forma de hablar, incluso alguna destacada ministrable, atacando a la educación de sus hijos, tachándolos de analfabetos y de aprender sentados en el suelo en las aulas.

Los centuriones enviados a Andalucía  y los andaluces convertidos al pensamiento único, están llevando a la práctica el diseño de la nueva sociedad ideada en el ágora de Faes.

Es una oportunidad histórica para poder desmantelar el Estado social, y están avalados por una mayoría aplastante.

Durante la campaña nada se ha dicho a la ciudadanía sobre que harían y en algunos casos, se ha dicho justo lo contrario a lo que están llevando a cabo.

Así, mientras se ha predicado con la austeridad como eje central de la vida pública, aparecen casos como el crear nuevos puestos denominados “asesores de conducción” (como dice un conocido diputado socialista), para denominar a los conductores pero doblándoles el sueldo. O pueblos de menos de 5000 habitantes donde su alcalde  se sube un 38% el sueldo.

Otros directamente hacen lo contrario que dijeron en campaña o mientras estaban en la oposición, por ejemplo el caso de Ecija, donde aprobaron en Pleno devolver una tasa a las familias con menos ingresos y ahora en el poder no se la devuelven,  o que bajarían los impuestos y ahora proponen subirlos todos. Este caso no es aislado, de esta forma una de las principales valedoras del imperio en Andalucía, la regidora de Fuengirola, está haciendo lo mismo, subir todos los impuestos, eso sí, mantiene su Tv y dirige uno de los ayuntamientos menos transparentes.

Y mientras, la crisis financiera. Los que se postulaban como salvadores de la patria, los que se vendían como estrategas económicos y únicos conocedores del mercado, ahora están viviendo un aterrizaje forzoso en la realidad.

El no pagar a los trabajadores municipales se está convirtiendo en habitual, los cortes de luz, el impago a proveedores, y un largo etc. Ahora sí es culpa de la crisis y no de los regidores locales o autonómicos, excepción hecha de Andalucía en la que sí todo es culpa dela Juntaya que no es afecta al imperio.

Sevilla capital se está convirtiendo en un lugar perfecto (desgraciadamente) para observar esta marabunta. La botellona que antes era culpa de Monteseirín, ahora se hace en el centro de la ciudad y según algún responsable es que no tiene solución. Una ciudad que convirtió a las personas en eje de sus políticas, ahora ve como los vaivenes de su nuevo mandatario destrozan el trabajo de muchos durante mucho tiempo. Y es que sí es cierto que pertenecer al imperio tiene un crédito extra frente a la ciudadanía. ¿Qué hubiera pasado si el anterior alcalde socialista entrase en Sevilla con un yate de un “amigo”? Seguramente ediciones especiales del contubernio mediático hubiesen inundado los kioscos, y por supuesto una comisión de investigación, eso sí, sin derecho a cerrarla y con el alcalde (como decía Gila) provisionalmente fusilado.

Los ciudadanos de Andalucía, además estamos viendo que hace la pretora del imperio en CastillaLa Mancha, atacar la línea de flotación de lo conseguido en todos estos años. Desmantelar la educación pública y la sanidad es el objetivo a corto plazo. Curiosamente el presidente de la patronal de ese territorio ya ha montado una empresa para gestión de hospitales.

Monta un circo mediático para “subastar” coches oficiales, pero ella mantiene sus privilegios y prebendas, y contrata a un director para su TV por el módico sueldo de 120.000 euros, eso sí, era la mano derecha de Jiménez Losantos.

Y esto es lo que preocupaba al eterno candidato en Andalucía, que la gente viese lo que en realidad hacen y tienen planeado hacer.

Los andaluces y andaluzas tenemos opción en primavera de negarnos a ser invadidos por el imperio y de luchar por el Estado del bienestar. Parecen recetas pasadas de moda o fuera de contexto, pero se va poner en el campo de batalla cuestiones fundamentales como la sanidad gratuita, la educación pública, los servicios sociales como derecho y no como caridad, y las coberturas ante situaciones de desempleo, ni más ni menos.

Y con todo esto, nuestro abanderado también tiene que hacer un esfuerzo en la cercanía a la gente, en la explicación, en la didáctica, en la comunicación. La ciudadanía no admite ya, partidos cerrados ni agrupaciones que se dediquen a sus cuitas internas y consolidar cuotas míseras de poder. Menos aun, a los que reniegan del trabajo de sus anteriores compañeros y caen en la trampa de asumir los valores del imperio como los verdaderos. Es el momento de la reacción.

Y es posible, pueblos pequeños como Herrera en Sevilla, dónde un pacto antinatura del PP desalojó al vencedor de las elecciones, han vuelto a obtener el apoyo en las generales por parte de los ciudadanos. Eso sí, trabajando diariamente con los vecinos, venciendo los ataques e improperios continuados, explicando y desmontando las mentiras y  defendiendo a los que más sufren la crisis.

Después de la indignación viene el compromiso, como señala Hessel, y ahora es tiempo precisamente de comprometernos con la defensa de lo que tanto costó conseguir por parte de nuestros padres y abuelos.