Durante toda la semana se nos prepara para el Consejo de Ministros, la parafernalia ya la conocemos, apuntan a darle a cualquier colectivo amplio de ciudadanos, sobre todo a los más cercanos a la tragedia, nos emborrizan de primas de riesgo, de alarma en los mercados bursátiles, de dictados ocultos y menos ocultos de la troika comunitaria, y el Gabinete convierte sus decretos en trágicas sentencias para empeorar la supervivencia del paisanaje. Ser ministro, por más que guste, en estas circunstancias, es como sentarse en el siniestro sillón del Santo Oficio, pero en este país la envidia es de lo poco que nos sigue funcionando, y por provocarla se disimula en La Moncloa de fe en el futuro, con las penitencias del presente.

Menos mal que el Madrid y el Barcelona, siguiendo la "doctrina Florentino" para los tiempos de crisis, son nuestro placebo colectivo y añaden la vanagloria de los bandos como aval de crédito, frente al maldito precio que pagamos para seguir endeudados.

El parte que se nos da a mediodía del viernes por la portavoz del Gobierno, pasó de ser el dictado de la coherencia de los populares para salvarnos, a un no quiero pero si debo que nos sigue llevando del sonrojo a la irritación. Por eso, sabedor de cómo está la tropa, Gordillo ha aprovechado la jornada estival, para hacer chirriar más sus alpargatas, y no quedar diluido en el otoño caliente que se nos avecina.

El botellón ha quitado clientes a los hoteleros del Centro, reza el titular, no me extraña, que con la crisis toda sea aspirar por un botellón. Los turistas aumentaron el mes de julio con los calores, siempre me han parecido que los turistas les gustan ver a los nativos haciendo gracias pero con cara de tragedia. La Vuelta a España sigue como si tal cosa, los dopados se apostan en las campiñas y en las metas, con esa mansedumbre de darle ánimos al ídolo.

Pero cuando nuestro Jeque en Málaga ha cerrado la chequera, y los hombres del frac deambulan por la Rosaleda, aparece por arte de birlibirloque Fábrica. Todo ésto antes de un Consejo de Ministros, mientras me entero que las papas están más baratas en el chino, y que los promotores buscan en el cliente chino una buena solución para ir saldando el stock de sus viviendas.

Wert como le es propio al ministro de Educación le gusta dar la nota, y ahora eso de que los niños con los niños y las niñas con las niñas. Siempre en aras del liberalismo subvencionado, podemos dar patrocinio una vuelta al pasado de la mano del Opus Dei ¡fábrica de añoranzas y viejas miserias!