Mañana es el Día D para Adelante Andalucía. La Mesa del Parlamento se reúne para decidir sobre la solicitud de Izquierda Unida y Podemos de expulsar del grupo parlamentario de la confluencia a su presidenta Teresa Rodríguez y siete diputados más.

Los promotores de la expulsión acusan de transfuguismo a los críticos; estos niegan rotundamente ser tránsfugas. El conflicto es bastante abstruso jurídicamente, pero no así políticamente, pues las diferencias entre unos y otros son patentes: ideológicamente, unos son soberanistas y los otros autonomistas; orgánicamente, unos son confederales y los otros federales; estratégicamente, unos son antisocialistas y los otros prosocialistas.

Aunque la declaración formal de guerra entre los dos bloques del grupo parlamentario tuvo lugar el pasado 28 de octubre, cuando la portavoz Inmaculada Nieto (IU) presentó por sorpresa el escrito de expulsión, el golpe de mano de los oficialistas estuvo precedido por muchos meses de una intensa y sostenida guerra de guerrillas que ha incendiado el territorio de las izquierdas andaluzas no socialistas.

¿Quién está al mando?

La comandante en jefe del bando soberanista es sin duda Teresa Rodríguez, pero los militantes, inscritos, votantes y simpatizantes de Unidas Podemos en Andalucía no acaban de saber muy bien quién está al frente de su ejército.

Quien, en teoría, debiera ser el principal referente de su cuartel general es la secretaria general de Podemos Andalucía y diputada nacional por Córdoba, Martina Velarde, que sustituyó en el cargo a Teresa Rodríguez tras renunciar esta a la reelección por sus diferencias insalvables con la dirección nacional morada.

Sin embargo, Velarde parece haber optado por un perfil inusualmente bajo en una guerra civil como la que está desgarrando a la confluencia. Tan bajo que apenas se la ha visto. La batalla política y mediática en nombre de los dos principales partidos fundadores de Adelante la están dando el coordinador andaluz de IU Toni Valero, el secretario general del PCA Ernesto Alba o la portavoz de Adelante y dirigente de IU Inmaculada Nieto.

Córdoba y Sevilla

La estrategia de la dirección de Podemos Andalucía que encabeza Velarde resulta desconcertante, sobre todo si se tiene en cuenta que los ocho diputados críticos están acusados de transfuguismo por haber causado baja –voluntaria o forzada– en el partido que lidera la diputada por Córdoba, no en las organizaciones que lideran Alba o Valero.

Martina Velarde tiene fijada su residencia en Córdoba. No vive en Sevilla y eso es un obstáculo no insalvable pero sí importante. La circunstancia de ser poco conocida en los medios radicados en la capital no ayuda, pero el hecho de estar missing parece obedecer a una estrategia deliberada cuya recónditas claves solo ella y su equipo más cercano deben conocer.

En general, la visibilidad de Velarde desde su elección como secretaria general en junio pasado ha sido escasa, una carencia particularmente llamativa tras el descabezamiento de Podemos y de Adelante, cuyo referente indiscutible en ambas organizaciones ha sido y –paradójicamente– sigue siendo Teresa Rodríguez.

El dilema del prisionero

Mañana, en fin, es el Día D. Adelante se juega mucho. Los tres miembros de la Mesa del PSOE (dos) y Vox (uno) respaldan la propuesta, mientras que los cuatro de PP (dos) y Cs (otros dos) son mayoría y, en principio, dicen tener muchas dudas sobre la adecuación del escrito expulsión al Reglamento de la Cámara.

El PP estaba inicialmente a favor de expulsar a los críticos, pero luego rectificó y salió sorpresivamente al rescate de los ‘odiosos ocho’. Adelante Andalucía tiene en la Mesa una diputada con voz pero sin voto.

Si Rodríguez y los suyos son expulsados, IU y Podemos habrán ganado una importantísima batalla pero no la guerra. Si se quedan dentro, ambos bandos están condenados a sentarse a negociar en busca de una cooperación que, como en el célebre dilema del prisionero de la teoría de juegos, minimice las ya de por sí cuantiosas pérdidas de uno y otro.