La polémica fue enorme a finales de marzo en Málaga tras mandar el Ayuntamiento el derribo de 'Villa Maya'. No se trataba de una casa cualquiera sino que poseía un valor cultural y simbólico enorme.  La historia de este chalé y de su inquilino, Porfirio Smerdou, cónsul de México en España, es de esas páginas ejemplares y encomiables de nuestra guerra civil.

Tras la sublevación golpista del ejército de Franco y el comienzo de la contienda -en una Málaga donde esta fue especialmente trágica y cruel- la casa de Porfirio Smerdou se convirtió en el refugio de casi 600 perseguidos, tanto del bando republicano como del “nacional”. Muchos de estos perseguidos que pidieron asilo al cónsul salvaron su vida de una muerte segura gracias al cobijo que Smerdou les dio en tan solo 100 metros cuadrados. Por ello, el cónsul mexicano recibió el apelativo del “Oskar Schindler” de la Guerra Civil española.

Licencia municipal para derribarlo

A pesar de este valor histórico el Ayuntamiento del PP, haciendo caso omiso a quienes pedían la salvaguarda de Villa Maya, otorgó licencia para su derribo. Desde distintos colectivos y desde la oposición se instó al alcalde a que evitara su derribo tanto por su valor histórico como arquitectónico que poseía el inmueble. Se propuso que la Junta lo catalogase como Lugar de la Memoria de Andalucía o también la inclusión del chalé en el Catálogo de Edificios Protegidos del PGOU o se reconociera el inmueble como lugar de la memoria para la ciudad. Ninguna de las peticiones prosperó y a finales de marzo de 2019 las piquetas derribaron este símbolo de concordia.

Nadie encontró respuesta a que tan digno edificio no hubiese recibido por parte del Ayuntamiento ningún tipo de protección especial. Colectivos memorialistas, historiadores y la oposición de izquierdas criticaron que el alcalde Francisco de la Torre (PP) ni la hubiera protegido antes ni entonces o lo impidiese.

… y luego la frivolidad política

Tras el atentado histórico vino la frivolidad política. Poco después de la demolición y cuando ya no había remedio, el alcalde del PP, Francisco de la Torre, proponía una posible concesión de la Medalla de la Ciudad de Málaga a título póstumo a Porfirio Smerdou por su heroicidad en la salvación de 580 personas de dos bandos de la contienda fratricida. Eso sí, semanas antes concedió la licencia de derribo y posteriormente se demolió.

Pero como esta historia de insensibilidad política y de ignorancia histórica es susceptible de empeorar, esta misma semana el Área de Cultura dentro de un plan denominado ‘Málaga hace Historia’, ha colocado la primera de las placas destinadas a inmuebles con relato histórico ¿a quién?, pues al lugar donde se ubicó Villa Maya, a quienes ellos mismos mandaron derribar y ahora recomiendan recordar y reconocer.

Y es que no deja de ser bochornoso a la par que contradictorio -cuando no cínico- que el propósito de este plan es señalar de una manera uniforme los lugares en los que vivieron personajes relevantes de Málaga, ocurrieron hitos históricos o esos inmuebles sean singulares por motivos arquitectónicos o históricos.

Para la ocasión de descubrimiento de la placa sí estuvieron en primera línea de foto tanto el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, como la concejala de Cultura y de Ciudadanos, Noelia Losada. Esta última ha sido la protagonista de la reciente polémica al oponerse a dedicar una calle a Ana Orantes por “no ser de Málaga”, aunque ante la presión ha rectificado.

El texto de la placa recoge el siguiente texto “En Villa Maya tuvo su casa Porfirio Smerdou (1905-2002), cónsul de México, quien dio cobijo y salvó cientos de refugiados de ambos bandos en la Guerra Civil”. Un dirigente de la oposición nos comenta en modo irónico que aunque la placa dice “Aquí se encontraba Villa Maya”, les ha faltado poner “hasta el año 2019 que fue derribada por autorización del alcalde de Málaga”.
En el tuit de protesta del portavoz socialista, Daniel Pérez, se pueden observar dos fotografías, una con la Villa Maya antes de ser derribada y la otra, posterior, ya derruida por la piqueta. 

Tuit Daniel Pérez sobre placa

Más allá de la figura de Oskar Schindler

Pero tal y como informó ELPLURAL.COM tras el derribo del histórico chalé en marzo de 2019, volvamos a la historia y a su contexto. Abordemos por un lado quien fue Porfirio Smerdou y por otro cuáles fueron las acciones que le llevaron a ser recordado como el “Schindler de la Guerra Civil”. Smerdou habría caído en el olvido si no hubiera sido por el gran periodista y escritor Diego Carcedo, quien escribió un libro sobre el cónsul en 2003. Hasta entonces poco se sabía de él. La historia fue curiosa. Fueron las casualidades de la vida las que hicieron que Carcedo se interesara por el personaje.

Un día, el periodista hablaba en la radio de su libro sobre Ángel Sanz Briz, el diplomático español que ayudó y salvó a miles de judíos del asesinato por los nazis en Hungría, y Porfirio, que falleció en 2002 a los 97 años, le escuchó. Llamó a Diego Carcedo y le narró su historia. A partir de ahí surge el libro (El 'Schindler' de la Guerra Civil en Ediciones B) y tras su publicación, su reconocimiento, al menos parcial, porque, como dijo un hijo del cónsul: “Grandeza sin premio, honor sin fama, dignidad sin brillo, ésa fue su vida”. O como comentó su nieta, que siempre he pensado que su abuelo fue más allá de la figura de Schindler, “no porque salvase a más gente sino porque Schindler empezó por un motivo económico, pero mi abuelo puso lo que tenía para alimentarlos a todos. No solo no sacó ningún beneficio, sino que dio todo su dinero”.

Inicio de la guerra y llegada de Queipo de Llano

El terror y el caos era enorme el 18 de julio de 1936. De julio del 36 a febrero del 37 con el dominio republicano en Málaga y siendo Smerdou el cónsul de México, refugió en Villa Maya a malagueños de derechas, así como a numerosos religiosos, aún a riesgo de su propia persona, La situación era caótica a comienzos de la sublevación fascista. Carcedo lo describe así en su libro:"Partidos como el PSOE o, incluso, el PCE intentaron colaborar con las autoridades para frenar esto, pero no hubo manera".

El cónsul arriesgó su vida y pagó de su bolsillo para que los refugiados escapasen


Luego, tras la llegada de las tropas de Franco al mando del genocida sanguinario y cruel, Queipo de Llano, refugió a perseguidos republicanos y militantes de izquierdas. Utilizó sus contactos e, incluso pagó de su bolsillo para lograr sacarlos de Málaga en coches y barcos. Hay que destacar la osadía de Smerdou para lograr salvar a centenares de malagueños, refugiando hasta 70 personas al día en una casa con solo dos dormitorios, un comedor, un cuarto de estar, pasillo, cocina y baño, no mucho más de 120 metros cuadrados. El “Schindler de la Guerra Civil” salvó a casi 600 perseguidos sin mirar su condición e ideas políticas y convirtió Villa Maya, ese pequeño espacio de tierra mexicana en suelo malagueño, en refugio de españoles perseguidos, españoles de derechas e izquierdas.

El franquismo lo juzgó: A punto de ser condenado por masón a 12,5 años de cárcel

El cónsul valiente utilizó todo tipo de tretas para conseguir evacuar  a “sus refugiados”, posibilitando su salida de la ciudad hacia Gibraltar. Empleó, incluso, ambulancias y viajó a la Santa Sede para interceder por masones condenados a muerte en España. Al finalizar la guerra civil se nacionalizó español y el franquismo lo juzgó por pertenecer a la masonería, por lo que estuvo a punto de sufrir una condena de 12,5 años de cárcel. Gracias a  malagueños del bando nacional, a los que refugió en su casa al inicio de la guerra, se libró de la pena.

Las listas de nombres que se conservan muestran que más de 500 personas salvaron su vida gracias a la intervención directa del cónsul. Smerdou utilizó su condición de diplomático, su buena relación con las autoridades, sobornos y ardides de todo tipo para salvar a estas personas. A los que querían marcharse los embarcaba tras recurrir a sobornos. Sacó a gente hacia Gibraltar, Tánger y Orán. Ya no cabía nadie más en su casa y los metía en casas de amigos extranjeros. Así relata Carcedo los hechos.

Ayuda a los republicanos

Como el cónsul no discriminó entre ayudas a republicanos y franquistas, con la llegada de las tropas nacionales prosiguió su heroicidad a cambio de nada, solo de poner su vida en peligro. Así lo describe Diego Carcedo en su libro:"Tras la entrada de los franquistas en Málaga, algunos republicanos le pidieron protección. Y Smerdou los metió en el consulado de Argentina. Al final, seis republicanos se salvaron tras esconderlos en una clínica. Smerdou fue sometido a un expediente de depuración por los franquistas, que sospechaban de connivencia con los republicanos. Le salvó la reacción de sus protegidos”.

'Smerdou vivió sus últimos años en El Escorial. Murió en 2001, próximo a cumplir los 97 años. El Ayuntamiento de Málaga 'reconoció' su gran obra y su generosidad derribando su casa, Villa Maya', la casa de la concordia. Pero hoy rectifica, le devuelve al lugar relevante de la historia de las grandes personas en Málaga… y le pone una plaquita con mucha foto de quienes demolieron su casa.