En el marco del Día Internacional de la Mujer, momento de reflexión y acción en la lucha por la igualdad de género, resulta fundamental examinar detenidamente las políticas y acciones llevadas a cabo por el Gobierno de Andalucía y su presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, en relación con el feminismo. Lamentablemente, al observar el panorama actual, se hace evidente que las medidas adoptadas distan considerablemente de estar alineadas con los principios fundamentales de igualdad y justicia de género. En lugar de promover y proteger los derechos y la autonomía de las mujeres, se encuentran obstáculos y decisiones que perpetúan estructuras de discriminación y desigualdad, lo cual resulta preocupante en un contexto en el que la lucha por la igualdad de género debería ser prioritaria y constante en todas las esferas de la sociedad.
En concreto, una serie de decisiones y políticas implementadas por la Junta de Andalucía bajo el liderazgo de Moreno Bonilla contradicen el espíritu del feminismo y perpetúan estructuras de discriminación y desigualdad, tal y como ha desgranado el periodista Fernando Pérez Monguió en el programa de 'La Ventana Andalucía' (Cadena Ser). Por ejemplo, persiste la cuestionable decisión de mantener el teléfono de violencia intrafamiliar, un término empleado por la ultraderecha para desestimar la existencia misma de la violencia de género. Esta postura no solo minimiza la gravedad de este problema, sino que también socava los esfuerzos por combatirlo y proteger a las víctimas.
Otro punto de preocupación es la asignación de recursos públicos, como los 800.000 euros anuales en subvenciones a organizaciones provida que, lejos de empoderar a las mujeres, optan por hostigar a aquellas que buscan ejercer su derecho a decidir sobre su propio cuerpo en clínicas abortistas. Esta financiación contradice los principios de autonomía reproductiva y libre elección de las mujeres, perpetuando así una agenda regresiva en materia de derechos reproductivos.
Resulta alarmante también el desequilibrio de género en reconocimientos y distinciones, como evidenciado por la escasa presencia de mujeres entre los galardonados del último 28 de febrero, así como la ausencia de mujeres predilectas en vida desde que Moreno asumió el cargo. Estas omisiones reflejan una falta de reconocimiento hacia el aporte y la trayectoria de las mujeres en la sociedad andaluza, subrayando la persistencia de barreras y prejuicios de género en ámbitos de reconocimiento público.
Además, resulta inquietante la reciente divulgación de la guía afectivo-sexual de la Consejería de Desarrollo Educativo, la cual emite consejos cuestionables dirigidos a los padres, como la recomendación de evitar que sus hijas vistan ropa considerada "inapropiada", utilicen maquillaje o bailen al ritmo de músicas sensuales. Estas directrices reflejan una mentalidad restrictiva y sexista que limita la libertad de expresión y autonomía de las mujeres desde edades tempranas, perpetuando estereotipos de género y reforzando normas patriarcales.
Por si fuera poco, recientes acciones promovidas por el Partido Popular en el Ayuntamiento de Huelva, como la organización de jornadas financiadas por el Ministerio de Igualdad para enseñar a las mujeres cómo limpiar la casa con productos ecológicos, resultan indignantes y condescendientes. Estas iniciativas refuerzan roles de género tradicionales y perpetúan la visión de que las mujeres deben limitarse a tareas domésticas, en lugar de promover su participación activa en todos los ámbitos de la sociedad.
Mientras tanto, en contraste con estos retrocesos, vemos avances significativos en otros países, como la inclusión del derecho al aborto en la Constitución francesa. En este contexto, resulta aún más evidente la falta de compromiso del gobierno andaluz con los derechos fundamentales de las mujeres, como el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y su autonomía reproductiva.
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