La comprometida bandera del ‘no es no’ de Pedro Sánchez al Partido Popular por la que los socialistas pagaron en su día un precio orgánico tan alto que a punto estuvo de romper el partido en dos, aquella bandera ondea plácidamente ahora en las naves de Ciudadanos, alineadas en formación de batalla para afrontar el decisivo combate del 2 de diciembre en aguas andaluzas.

La portavoz nacional y líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, lo dejó claro ayer en un foro organizado por la Cámara de Comercio de Sevilla. Preguntada si su partido llevaría el compromiso de su candidato Juan Marín de negar la investidura a Susana Díaz al extremo de no impedir una repetición de las elecciones, Arrimadas respondió que así sería.

Repetir la hazaña catalana

La carismática líder naranja recordó que todo el mundo pensaba que era imposible que ganaran en Cataluña y sin embargo se situaron como primera fuerza. En Andalucía, cree Arrimadas, pueden repetir la hazaña.

Tras haber apoyado durante tres años y medio al PSOE, Ciudadanos quiere hacerse perdonar ese respaldo, y lo hace con la vista puesta en la apetitosa bolsa electoral del Partido Popular, donde los naranjas están convencidos de arañar decenas de miles de votos, como por otra parte auguran todas las encuestas.

La barrera

El partido naranja juega, en todo caso, con ventaja, ya que la confluencia izquierdista Adelante Andalucía (AA) se ha comprometido a ser “una barrera a la derecha”.

AA ha garantizado que, si está en su mano, impedirá un gobierno del PP y Ciudadanos, pero en realidad también los antiguos morados juegan con ventaja: si Cs y PP suman mayoría absoluta, AA no podría impedir ese gobierno; y si no la suman, AA se haría responsable directo de que lo hubiera absteniéndose en una hipotética sesión de investidura donde el candidato de las derechas tuviera no mayoría absoluta pero sí más votos que la socialista Susana Díaz.

Dudas sobre el 'no es no'

Mientras que nadie pone en duda que AA no se jugaría su propia supervivencia permitiendo que gobernara el PP o Cs, muchos observadores se preguntan si, llegado el caso, Ciudadanos permitiría unas segundas elecciones antes que investir presidenta a Díaz por segunda vez.

El escenario más probable es que la única candidata política y aritméticamente viable sea Susana Díaz, cuya investidura podría facilitársela o bien Cs o bien AA. De no darle su apoyo ninguna de estas dos fuerzas y hubiera que repetir elecciones, ¿de quién sería la culpa: de los naranjas o de los morados? Es pronto para aventurar una respuesta, aunque lo que está sucediendo en Madrid pueda darnos alguna pista.

El factor Madrid

Si tras las elecciones de junio de 2016 hubiera habido repetición de los comicios, el PSOE habría sido considerado responsable directo y sin duda habría pagado un elevado precio por ello en las urnas. Aun así, Pedro Sánchez nunca se bajó del ‘no es no’ y, si hubiera estado en su mano, habría forzado esa repetición electoral a la que indirectamente había apostado todo su capital político.

Sea como fuere, el pacto nacional entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pone a Ciudadanos las cosas más fáciles para implementar la estrategia del ‘no es no’. Si el PSOE, argumentará la formación naranja, tiene en España como socio preferente a Podemos, que lo tenga también en Andalucía y que sean ellos quienes invistan a una presidenta socialista para impedir nuevas elecciones.

Tras la batalla del 2D, los contendientes habrán de sentarse a la mesa de juego para disputar la gran partida de la investidura. Las apuestas serán altas: además de fieros comandantes en el campo de batalla, deberán demostar que también son astutos jugadores de póquer.