La ampliación del techo de endeudamiento en los Estados Unidos de América, ha puesto sobre la mesa una realidad, que si bien se intuía ahora se ha palpado de una manera clara y nítida, la composición interna de los partidos es tan heterógenea como la sociedad misma.

En una cuestión vital como esta, se da una “foto” que roza el subrealismo para el ciudadano de a pie. Por un lado, los de la derecha más conservadora del Tea Party votan no a un acuerdo al que había llegado su partido, el Republicano. Pero es que los Demócratas de Obama no se quedan atrás y 95 de ellos votan en contra de lo que su propio partido y líder proponen como cuestión de Estado, éstos de la denominada “ala izquierda”.

Conclusión final y titular mediático, “los moderados de los grandes partidos salvan América…”.

En una sociedad cada vez más alejada de los políticos y de la política, se viene dejando caer, cada vez con más insistencia, que los modelos de bipartidismo (tipo EEUU o Reino Unido) son los más eficaces y los que menos gastos generan.

Lógicamente la realidad americana es mucho más compleja, pero sí se ha puesto de manifiesto que estos grandes partidos aglutinan sensibilidades que muchas veces son contrarias.

Algo parecido pasó en España con la “reunión” de partidos y sectores de derecha dentro de lo que hoy es el P.P. Como en Estados Unidos, dentro del PP también existe un Tea Party, que sigue creyendo a piés juntillas en el “orden moral” que explica George Lakoff. Un segmento compuesto por la derecha reaccionaria que como dice este autor, tiende a pensar que los ricos tienen a ser buenos, una élite natural, que además entiende que los programas sociales son inmorales, puesto que dan a la gente cosas que no se han ganado.

Este núcleo, que controla directa o indirectamente grandes empresas y/o grandes fortunas, y muy vinculado a la religión predominante, no tiene una visualización clara como en el caso americano, pero sí es cierto que cada vez sale más a los medios de masas, creando incluso cadenas de radio, tv, internet o prensa escrita, y sus líderes. Con esta presencia, hasta ahora sólo centrada en medios de su target, se está debilitando, aún más si cabe, el liderazgo del que debería ser representante de todos ellos, Mariano Rajoy.

Apariciones como las de Mayor Oreja y la lideresa Aguirre, están bien calculadas y amarran de una manera increible este núcleo duro y rancio que tiene cada vez más peso en el PP. No se trata por tanto, de una reivindicación de espacio dentro del ansiado y larguísimo viaje al centro que llevan predicando casi treinta años, sino de dejar patente sus señas de identidad y mostrarlas sin ningún recato.

Esto sin lugar a dudas, va a proporcionar a los ciudadanos y ciudadanas un buen espectáculo y mostrará más claramente lo que la derecha del PP, que por ahora representa Rajoy, piensa de verdad. Una derecha que es capaz de criticar los programas sociales por ser un derroche y al mismo tiempo aplaudir un gasto de 50 millones de euros para agasajar la venida del Papa.

* José Joaquín González, Geógrafo y Máster en Comunicación