El verano de 2024 fue devastador en Andalucía por la expansión del virus del Nilo Occidental, con 152 contagios y 11 muertes. El brote, que comenzó de forma inusualmente temprana en junio, fue provocado por varios factores: altas temperaturas, cultivos de arroz encharcados, falta de prevención y fumigaciones ineficaces.
Con la llegada del calor y los radicales aumentos en los últimos días, en Sevilla se preguntan si volverá a repetirse la falta de prevención que tuvo lugar el año pasado y causó 10 muertes en Andalucía y una en Extremadura.
"El animal que mata más personas no es el ser humano, es el mosquito (…) y el virus del Nilo ha llegado para quedarse”, afirmó el año pasado de forma tajante Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana-CSIC y del proyecto 'Aboprevent' y director del Observatorio de los Mosquitos del Guadalquivir.
Para 2025, aunque las poblaciones de mosquitos aún son bajas, las condiciones ambientales vuelven a ser favorables para la proliferación del género Culex, los mosquitos transmisores del virus. El recuerdo del descuido de las administraciones en la vigilancia y fumigación, añadido a las abundantes lluvias, mayor terreno arrocero sembrado y el calor en aumento es el caldo de cultivo para la incertidumbre de toda una región.
Los científicos ya han capturado 8.000 hembras, una cantidad minúscula en comparación a las 192.000 del año anterior, sin que se haya detectado el virus. No obstante, el experto de la EBD-CSIC desvela que “esperamos que empiecen a aumentar mucho ahora, con la subida de las temperaturas”.
El foco principal de proliferación y enfermedad está en los arrozales de la zona. Terrenos que se inundan para cultivar que han pasado de a 25.000 hectáreas del año anterior a 36.500 de este verano. Un hábitat idóneo para el Culex perexiguus, que agradece tanto la humedad como el calor sofocante.

Escarmiento del año pasado
Con el temor de que se repitan los acontecimientos, este año se están empleando tratamientos larvicidas aéreos con Bacillus thuringiensis israelensis (Bti), una bacteria que elimina solo las larvas del mosquito Culex. Esta técnica, más eficaz y menos agresiva que las fumigaciones masivas, se está aplicando en coordinación con nuevas redes de vigilancia.
Estos tratamientos apenas se aplican en algunas pedanías y municipios que históricamente han detectado el virus. Están obligados a contar con planes para abordar el problema, pero las fumigaciones no siempre llegan hasta donde deberían.
Desde hace años, el equipo de Figuerola lleva a cabo el monitoreo de 15 estaciones con trampas para capturar mosquitos en cinco localidades, actividad que este año comenzó en marzo. Sin embargo, a partir de mayo han ampliado su labor incorporando nuevos puntos de muestreo para la Diputación de Sevilla —en más de una treintena de municipios— y para la Junta de Andalucía, en más de veinte localidades repartidas entre Sevilla y Cádiz.
“Las condiciones son favorables para que haya mucho mosquito, pero eso no quiere decir que haya mucho virus del Nilo” asegura el investigador de la EBD-CSIC. De este modo, ha transmitido calma por consolidar una mejor organización y previsión de lo que fue una catástrofe en 2024.