Playas vírgenes de Almería. Foto JA



La provincia de Almería, en el suroeste de la Península Ibérica, a orillas del mar Mediterráneo, constituye un placer difícil de encontrar en el Mediterráneo. Más de 100 Km. de costa indomable, ofreciendo un paisaje de inigualable belleza.

Las peculiaridades paisajísticas y la bondad del clima almeriense convirtieron esta provincia en el marco idóneo para desarrollar una importante industria cinematográfica, por la que desfilaron algunos de los más célebres personajes del celuloide.

Playas vírgenes
Sus vírgenes playas de levante, con emergentes complejos nudistas y los grandes complejos turísticos de poniente, ofrecen un destino de calidad al viajero más exigente. Un privilegiado litoral circunda el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, de extensas playas de fina arena y recónditas calas, bañadas por las cálidas aguas del Mediterráneo. Las tradicionales fiestas de Moros y Cristianos contribuyen a que el viaje a Almería se convierta en una maravillosa aventura.

Cuenta con un litoral de 200 Km. de playas, extendiéndose desde Pulpí en el levante, hasta Adra en el poniente. Desciende desde la Sierra de Gádor, para fundirse con el Mediterráneo entre extensas playas de gran belleza.

Historia
Almería, por su situación estratégica, abierta al Mediterráneo, ha albergado durante su historia diferentes civilizaciones. Una importante huella la encontramos en los restos arqueológicos repartidos por toda nuestra provincia.

La Prehistoria dejó muestras de una cultura muy especial en Los Millares y el Argar. Fenicios, cartagineses y griegos explotaron sus minas y comerciaron en sus costas. Los romanos, establecidos a partir del siglo III a.c., la convirtieron en el "Porto Magnus" del Mediterráneo y dominaron la zona hasta la llegada tardía de los visigodos, en el siglo VII. Los árabes creaban en el siglo X la actual capital, desde donde se regiría uno de los reinos taifas más importantes de la España musulmana. La influencia árabe ha sido la más fuerte, debido a su permanencia en nuestra tierra durante casi ocho siglos. Varios son los monumentos que evidencian la fecunda historia de esta tierra. Los castillos y las fortalezas constituyen un testimonio histórico privilegiado para conocer las sociedades del pasado.

Desierto de Tabernas. Foto JA



Largamente expuesta a conflictos fronterizos y a las necesidades de defensa, la provincia de Almería presenta gran número y variedad de castillos, que constituyen un patrimonio poco conocido. La recuperación económica vendrá de manos de la minería en el siglo XIX.

Paisaje
El mar y el desierto conviven con la huerta más fértil y productiva del continente. Tierras áridas, donde la supervivencia se convierte en un permanente reto; lagunas saladas en las que anida una variada fauna y especies vegetales, únicas en nuestro planeta, esperan a quienes visitan esta provincia dotada de un clima subtropical, mediterráneo, cálido y seco.

Los Parques Naturales de Sierra María-Los Vélez con su castillo, sus cuevas rupestres y una riquísima fauna y el Cabo de Gata-Níjar, de playas desiertas, agrestes acantilados y fondos marinos transparentes, dan vida a un paisaje que ofrece al viajero la magia de la nieve, del bosque mediterráneo, del desierto y el mar.

Gastronomía
La gastronomía que puede disfrutarse en la provincia de Almería es variada y natural, y en ella conviven desde la antigüedad productos del mar y de la tierra, de excelente calidad. Un cierto aislamiento tradicional ha dado lugar a una cocina de gran personalidad que conserva las más antiguas esencias de las influencias pasadas, que todavía se dejan sentir. El pimiento y su derivado el pimentón, será el pilar de su cocina que ha llegado hasta nuestros días y que se sigue comiendo todavía en numerosas casas y algunos restaurantes.

Almería y su entorno
Esta zona de la provincia almeriense está formada por 23 municipios, entre los que destacan especialmente la capital de la provincia, la ciudad de Almería, cuyas tierras están incluidas en el que está considerado el parque marítimo terrestre más importante de Europa: el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

Alpujarra almeriense/Río Nacimiento
En el paisaje de la Alpujarra almeriense se alternan casas encaladas, cultivos en bancales, increibles paisajes y pueblos del más puro sabor árabe, con calles estrechas y empinadas. Entre sus principales municipios se encuentra Alhama de Almería, conocida como la Puerta de la Alpujarra. Tambien la localidad de Laujar de Andarax, situada al pie de Sierra Nevada, es un lugar ideal para practicar el turismo rural por su magnífico paisaje, o para visitar la Iglesia de la Encarnación, bautizada como la Catedral de la Alpujarra.

Nacimiento, localidad desde donde mana el río del mismo nombre, se sitúa a los pies de Sierra de Nevada, destacando por el verdor de sus tierras, debido a la riqueza de agua que posee.

Cabo de Gata y Níjar



Cabo de Gata-Níjar
En esta comarca se localiza el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, primer parque marítimo terrestre de Andalucía; impresionantes acantilados, pequeñas y recónditas calas, doradas playas de fina arena y fondos marinos de increible belleza, ideales para la práctica del submarinismo. Pero además, en la localidad de Níjar podrás visitar su iglesia mudéjar, antigua mezquita y pasear por sus estrechas y blancas callejuelas de trazado árabe.

Merecen un recorrido el poblado minero de Rodalquilar y las instalaciones industriales de Agua Amarga, así como las playas de los Genoveses y el Mónsul, en San José. En la zona más oriental del Parque, los municipios de Cuevas del Almanzora, Garrucha, Mojácar, Vera y Carboneras son tambien visita obligada.

Costa de Almería
Esta comarca, que comienza en Adra, brinda un amplio abanico de posibilidades para el disfrute y el ocio. Extensas playas combinadas con complejos turísticos convierten a las localidades de Aguadulce yRoquetas de Mar en destinos ideales para pasar las vacaciones.



En el interior, la Sierra de Gádor ofrece al visitante un recorrido por pueblos blancos como Félix y Enixy de trazado árabe, como Dalías. Por último, en Vícar destacan los restos arqueológicos de origen prehistórico, árabe y romano.

Sierra de los Filabres
A las puertas del desierto se encuentra la comarca de la Sierra de los Filabres, un paisaje de montaña, cruzado por caminos forestales ideales para la práctica de senderismo.

Es una tierra de cruce de culturas; desde yacimientos prehistóricos a restos de acueductos romanos, de alcazabas árabes y pueblos de casas blancas como Olula de Castro, Albánchez y Castro de Filabres, que se combinan con ejemplos de futuro como el Observatorio Astronómico de Calar alto, en Gérgal.

Sierra de María-Los Vélez

El norte de Almería aparece como una fusión de paisajes y culturas,  el reto del tiempo detenido en plena naturaleza y en los paisajes urbanos. El viaje es un continuo descubrimiento, una invitación a detenerse para captar cada parte del paisaje: las formas que va adquiriendo el monte Maimón; el detalle de un escudo de piedra; el aroma de una tierra que sabe a bosque y a cereal; las pinturas rupestres de la cueva de los Letreros, Patrimonio de la Humanidad. Todo un parque natural corona la ruta que, en invierno, ofrece la sorpresa de la nieve.

Sierra de los Filabres

Esta comarca, además, posee un rico patrimonio artístico y monumental. Vélez-Blanco, sede del Marquesado

de los Vélez, conserva uno de los más bellos y representativos castillos del Renacimiento español: el Castillo-Alcázar de los Fajardo.

La gastronomía, basada en la bondad de los productos naturales de esta tierra, es tan variada como el paisaje: tortas gachas de conejo, migas, chacinas caseras... Las tortas de chicharrones, los barquillos y los roscos de naranja, complementan la degustación.

Valle de Almanzora
La comarca del Valle del Almanzora está situada en la zona interior de Almería. Los municipios que la integran se sitúan a ambos lados del Río Almanzora, que discurre por todo el territorio y se convierte en elemento vertebrador de la misma.

Hay que remontar el río Almanzora, jalonado de almendros en flor, naranjos y huertas, para descubrir los contrastes que ofrece su valle. A partir de ahí, sorprende la monumentalidad de una Sierra de entrañas abiertas y blancas: el mármol, razón de ser de la práctica totalidad de los pueblos del Valle.

El Valle del Almanzora está ligado a los aprovechamientos industriales de sus recursos naturales, con manifestaciones tan sobresalientes como la minería, la producción vitivinícola, oleícola, agricultura como el  almendro o la industria cárnica. Toda esa herencia, tecnología y know – how representa uno de los rasgos que más han caracterizado la manera de ser, la historia y la cultura de los pueblos que integran esta zona turística.

El gusto agradece catar la olla de hinojos, la fritada de conejo, los gurullos con liebre, las perdices estofadas y los suspiros de almendra.