Dieciocho toneladas de basura, sobre todo pequeños objetos -redes y boyas de pescar, cascos, mecheros, cepillos de dientes, envases de plástico y un sinfín sin identificar-, cubren los 37 kilómetros cuadrados de la deshabitada isla de Henderson, en el Pacífico Sur. Es la mayor densidad de desperdicios producidos por el ser humanos del planeta, y proceden de lugares muy remotos (el territorio se encuentra a más de 5.000 kilómetros de distancia de la masa continental más cercana y solo recibe visitas con fines científicos cada cinco o diez años), como España, o Japón, China y Estados Unidos, Chile, Ecuador, Perú, Alemania, Francia o Reino Unido. El descubrimiento lo ha desarrollado la ONG ecologista británica RSPB, y publicó el resultado en la revista científica Proceedings de la National Academy of Science. El texto indica también que unos 3.570 deshechos llegan a sus costas diariamente, pese a que las playas de la isla, descubierta por el portugués Pedro Fernandes de Queirós en 1606 y que forma parte del archipiélago británico de Pitcairn, formen parte de a la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Se agravará con el cambio climático

Los expertos de la organización ecologista han pronosticado que la contaminación en Henderson y en el planeta se agravará en el futuro por el cambio climático. El cálculo que realizan parte de que más de 300 millones de toneladas de plástico se produjeron en 2014 en todo el mundo, mientras que en la década de 1950 la producción mundial no llegaba a los dos millones de toneladas. Las complicaciones de esta realidad derivan principalmente de que el plástico que no es reciclado flota y tiene un período de vida bastante largo, una situación que pone en peligro las más de 200 especies que habitan en los océanos, entre ellas peces, invertebrados, mamíferos y aves, que se enredan en ellos o los ingieren, además de que también pueden acabar en las orillas de las playas formando barreras que impiden el paso de las tortugas marinas.