Enfado. Con esta palabra se podría describir el ambiente que ha habido esta tarde de martes en la calle Génova de Madrid, en frente de la sede Nacional del Partido Popular.

Gente de todas las edades se ha acercado con sus cacerolas convocados por las redes sociales para hacer ruido y gritar ante la auténtica montaña de casos de corrupción que asolan al principal partido del país y cuyas informaciones se han intensificado en los últimos días con el envío a prisión del expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, la consecuente dimisión de Esperanza Aguirre y la citación a declarar como testigo en el juicio Gürtel del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Alrededor de 500 personas se han presentado armadas sólo con pancartas y cacerolas en la acera de la calle Génova contraria a la sede del PP. Bajo un intenso control policial, que ha mantenido el tráfico abierto en todos los carriles de la calle, los manifestantes no han parado de pedir la ilegalización del PP.

Bajo un constante sonido ensordecedor, que hacía imposible escuchar si quiera a la persona de al lado, los manifestantes han cantado consignas contra la corrupción, pidiendo la dimisión de Mariano Rajoy y calificando a su partido de “mafia”.

El ruido de cacerolas, sartenes y demás utensilios de cocina no hacía más que aumentar cada vez que un coche pasaba frente a ellos pitando o su conductor levantando el puño en señal de apoyo.