EnABC parecen estar muy satisfechos. Han "anunciado" que "Rubalcaba se va  a quedar solo en su intento de reforma federal". Dicen algunos que "apenas el secretario general del PSOE tiene seguidores, incluidos sus compañeros del PSC".  Pero la realidad es muy otra. El PP quiere llegar a las elecciones generales, protegido precisamente con el escudo de la independencia.

Las europeas
La situación de Mariano Rajoy se caracteriza por la fragilidad de muchos de los ministros actuales y de él mismo Si pierde en las europeas -lo cual es más que  posible-, la derecha española necesitará con urgencia  volcarse para sobrevivir en las generales. ¿Cómo hacerlo? Pues agarrándose al patriotismo hispano y divulgando por doquier, de forma opaca, que el único partido capaz de salvar a España de su fractura  son los populares.

Coartada tentadora
Semejante  coartada es,  sin ninguna duda,  tentadora para un Gobierno sin rumbo y cargado de múltiples sacos presuntamente delictivos. No es, hoy por hoy, previsible que el PP regale al PSOE/PSC tan importante decisión. No le interesa a Rajoy y tampoco a su compañía. A la que Rajoy moviera ficha en el tablero de la concordia, se le echarían encima los talibanes -que son numerosos y potentes- acusándole de ser un vende patrias o un traidor a España.

Líos a toda velocidad
Pero el presidente del Gobierno huye de los líos a toda velocidad, sean los que sean. Sobre el contencioso Cataluña/España casi nunca abre la boca. Ha dejado pasar el  tiempo y no ha hablado casi nunca respecto a la leyes vigentes que podrían ser modificadas de acuerdo con la Constitución. Su discurso es propio de un funcionario y no de un político procedente de las urnas.  Él tendría, le guste o no le guste, la obligación de comportarse como un estadista. Nunca, por cierto,  lo ha sido. Ni al paso que vamos llegará a serlo. Se retrató al máximo, y como un tramposo,  lanzando contra el Estatut a sus mesnadas radicales.

Ni grave ni vergonzoso
La cuestión de la independencia continúa, en todo caso, avanzando con facilidad en Cataluña. No basta con prohibir la consulta para frenar la oleada del separatismo. Al contrario, esa prohibición fue tal vez un error. Por la vía del autoritarismo no se consignará el objetivo de la sensatez y del diálogo. Si esto sigue fallando, veremos cómo termina.  Una España federal no es nada grave ni vergonzoso. Sí lo es, en cambio, la impotencia de quienes juegan, y cada día más, con fuego. No entender que el federalismo es un ejercicio de sensatez y, en paralelo, de oportunidad sólo conduce al abismo.  En esas estamos.

 

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM