“Digan lo que digan, por más que busquen, no van a conseguir nunca un profesional mejor para ocupar el puesto de presidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, que Gonzalo Moliner”. Así lo manifestaban hoy a ELPLURAL.COM compañeros del magistrado. “Es muy difícil encontrar a una persona de un perfil moderado como el suyo con un talante progresista”. Y es que Moliner, que ya motivó comentarios de otro tenor cuando dijo que no era adecuado que el más alto representante de los jueces tuviera que viajar en turista en el AVE, se encuentra ahora en el ojo del huracán a causa de sus declaraciones sobre los escraches.

Todo iba bien, hasta los escraches…
Todo iba más o menos bien hasta que el magistrado mentó “la bicha” en el transcurso de una entrevista en la Cadena SER, cuando dijo que las protestas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en tanto no sean violentos son un ejemplo de libertad de manifestación y que no se pueden condenar de manera general sino en función de las circunstancias en que se desarrolle cada acto.

Opiniones sorprendentes en un hombre cauto
Parece que Moliner acabó de arreglarlo cuando al ser preguntado por la convocatoria prevista para hoy titulada “Asedia el Congreso”, dijo “soy un enamorado de la libertad de expresión y manifestación”. “Es curioso -dice uno de sus colegas- que esté realizando estas manifestaciones con lo cauto que ha sido siempre”.

Historial progresista
Sus compañeros de toga le consideran un hombre progresista que figuraba ya en el primer secretariado de Jueces para la Democracia en los años 80, cuando era aún una corriente dentro de la Asociación Profesional de la Magistratura y ni siquiera se había conformado como asociación todavía.


Del TSJV al Supremo
Nacido en Castellón en 1944, Moliner ingresó en la carrera judicial por oposición en 1969. Fue titular de diversos juzgados de Barcelona y Valencia y desde 1990 hasta 1998, magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. A continuación se incorporó como magistrado de la Sala IV de lo Social del Tribunal Supremo, de la que fue nombrado presidente en el año 2008.


“Parecía aliado del grupo conservador”
“Su trabajo siempre ha discurrido en la Sala de lo Social, y sus resoluciones han sido siempre bien argumentadas y técnicamente intachables. A la hora de las sentencias en la Sala IV, cambió un poco el sesgo, quizás más de lo que se esperaba, con esa gran prudencia y una enorme cautela. Se le veía aliado antes y después de ser presidente más bien con el grupo más conservador. Pero claro, tiene su forma de pensar”.


Elegido por todas las tendencias
Tras la dimisión del anterior presidente del CGPJ, Carlos Dívar, se celebraron varias reuniones en el alto órgano de los jueces para decidir su sucesor. “Había un candidato muy conservador, al que apoyaban con denuedo algunos vocales del Consejo como Margarita Robles, pero no salió. Moliner fue elegido con el acuerdo de lo que se denomina internamente la UTE, (referencia a la Unión Temporal de Empresas), conformada por gente que digamos ha llevado las de perder en los dos bloques de vocales, los conservadores y en el de los progresistas y que en ocasiones se ponen de acuerdo. Lo eligieron por once votos, incluidos los de los vocales nacionalistas”, comentaron las mismas fuentes.


Bofetones por todos lados
El consenso estaba claro, explican. “Es un hombre que no crea conflicto es educado… incluso se comentó que podría renovar el cargo. Al principio se habló del su acercamiento a Gallardón pero ahora ya no se ve tan claro. Es sin duda el mejor candidato que se pueda encontrar, el más moderado y preparado profesionalmente, con muy buena cabeza jurídica. Ni en la derecha ni en la izquierda se encontraría nadie mejor. Pero ahora se está llevando bofetones por todos lados”.