Este lunes sale a la venta el libro Adiós, Princesa, en el que David Rocasolano, primo y antiguo confidente de Letizia Ortiz, ajusta cuentas con ella y los Borbones. Según relata Vozpópuli, el libro no deja títere con cabeza: el Rey es un "maleducado", que "no respeta a nada ni a nadie", Letizia, obsesionada por quitar "el pelo de la dehesa" a su familia, a Paloma Rocasolano sólo le faltaba limpiar con la lengua los zapatos de la Reina...

El primo despechado -íntimo de la princesa hasta que, según describe en el libro, le dejaron en la estacada cuando fue imputado por un asunto de corrupción urbanística-, se burla del "mito" de la voracidaz lectora de Letizia:

"Uno de los mitos más divertidos que ha aireado la prensa lacaya sobre mi prima es el de la voraz lectora. Mi prima no ha leído jamás otra cosa que periódicos, algún bestseller tipo Grisham o los libros que le obligaron a leer en el colegio y en la facultad. Durante el tiempo que yo trabajé en una conocida firma editorial, era frecuente que le regalara algún clásico ruso, recuerdo Guerra y Paz, o alguna reedición lujosa de literatura americana. Digo lujosa porque yo era consciente de que el libro iba a ir directamente como adorno a una estantería, ya que a Letizia jamás la iba a arrebatar el impulso de leerlo".


En su opinión, Letizia es una mujer ambiciosa dispuesta a cualquier cosa con tal de estar a la altura entre los Borbones. Así, siempre según David Rocasolano, impuso a su familia un apretado calendario tras el anuncio de su compromiso con el Príncipe de Asturias para confraternizar con los Borbones. Ella, asegura "controlaba férreamente la situación con admoniciones constantes y rigurosa supervisión, sobre todo, de los atuendos femeninos".

Entre los episodios que relata figura la boda de su hermana a la que asistieron Letizia y Felipe cuando eran novios. David Rocasolano se muestra herido por las burlas de la prensa hacia su familia:

"Se mofaron de nuestra forma de vestir. De los escasos dientes que lucen nuestras abuelas. Del menú. Del restaurante. De la orquesta. Incluso, para demérito de la grandeza de España, se regodearon en el hecho de que Felipe, como un paleto asturiano más, comiera langostinos congelados con la mano”.


Uno de los que peor parados salen en el propio monarca, a quien acusa de creerse una especie de divinidad:

 

"El rey no respeta nada ni a nadie. El rey es un maleducado. El rey pasa de todo. He leído y escuchado en muchos sitios que Juan Carlos mantiene una relación poco cordial con Letizia. Que se llevan mal, en resumen. Yo no lo percibí nunca así. El trato que el rey le dispensa a Letizia es parecido al que le ofrece a Sofía, a sus hijos o a sus nietos. En las numerosas ocasiones en las que los he observado, jamás he visto de Juan Carlos un gesto de cariño o afecto hacia su hijo. Ni hacia nadie. Juan Carlos trata a todo el mundo por igual, no debe ser clasista, con una indiferencia y un des- dén tan palpables que impresionan. Como si estuviera por encima del bien, del mal y de nosotros. Como una deidad a un insecto".


También critica a su familia por el "vasallaje" voluntario al que se someten. Tacha de "patética" a su tía, la madre de Letizia, en su trato hacia la reina y consuegra. Asimismo ve excesiva la pleitesía que mostraba su prima hacia su suegro, tratándole de majestad incluso en la intimidad. David Rocasolano lo interpreta, sin embargo, como una "estrategia" y no un sentimiento real.

Estas críticas se suman al espisodio relatado también en el libro, según el cual, David Ortiz quemó en el fregadero de su casa un informe médico sobre un supuesto aborto de la princesa antes de su compromiso con el Príncipe de Asturias. Algo que no han tardado en aprovechar los inquisidores gacetilleros para montar un juicio paralelo a Letizia Ortiz.