Nadie en el PP lo confirma públicamente; nadie en el Gobierno central admite oficialmente las diferencias, pero haberlas haylas, y las relaciones entre la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del partido, María Dolores Cospedal, son más que tirantes; son, “prácticamente inexistentes”, confirman a ELPLURAL.COM fuentes de la sede de la calle Génova. Y esto, sí lo reconocen  “off the record” tanto en el Gobierno como en el Partido Popular, que observan estupefactos la guerra cainita desatada entre las “número dos” de Mariano Rajoy.

Cospedal tampoco ha podido con Enresa
El caso es que la también presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores Cospedal, aceptó convertir la comunidad en el basurero nuclear de toda España, a pesar de que en campaña electoral rechazó albergar el Almacén Temporal Centralizado (ATC), a cambio de elegir al presidente de Enresa, empresa encargada de ejecutar los más de 700 millones presupuestados para tal fin. Pero al final se ha tenido que conformar con una “presidencia descafeinada”, dicen las mismas fuentes, “ya que un presidente que cuenta con un consejero delegado, no es otra cosa que un hombre de paja subordinado al segundo”.

La sombra de Sáenz de Santamaría
Y Cospedal no ha podido hacerse con todo el control de Enresa porque por enésima vez la vicepresidenta se ha cruzado en su camino, vetando durante cinco meses a todos los candidatos que la presidenta manchega proponía cada quince días. Soraya Sáenz de Santamaría dijo no al exalcalde de Cuenca, Francisco Pulido, rechazó también al senador por Guadalajara, Juan Antonio de las Heras, y no quería oír hablar de otro exalcalde y actual vicepresidente de las Cortes castellano-manchegas, Francisco Gil-Ortega, que finalmente ha sido el elegido.

Medida salomónica
Sin embargo, los seguidores de la secretaria general restan importancia al nombramiento de Adolfo Cazorla Montero como consejero delegado, y hablan de una decisión salomónica y un reparto “justo” de poder entre las dos rivales, puesto que, definitivamente, Cospedal ha conseguido colocar a Gil-Ortega en la presidencia de Enresa, si bien es cierto, como decían las fuentes, será un “presidente vigilado”.

El control de la Sepi…
También es verdad que el control de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) lo tiene al cien por cien María Dolores Cospedal, puesto que fue ella la que impuso a su presidente, el exdiputado del PP por Guadalajara, Ramón Aguirre, a quien la secretaria general del PP conoció como consejero delegado de Metro cuando era consejera de Transportes de la Comunidad de Madrid. Pero no menos cierto es que el jefe directo de Aguirre es el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y que la SEPI tiene solo el 20% de las participaciones de Enresa.

…Y el control de CIEMAT
¿Pero quién tiene el otro 80% de Enresa? El otro dueño es el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), organismo público dependiente del Ministerio de Economía. Huelga decir que los ministros Cristóbal Montoro y Luis de Guindos se sientan en el mismo consejo de la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, con la que mantienen extraordinarias relaciones, puestas de manifiesto cuando la vicepresidenta se opuso a que el marido de Cospedal fichara por Red Eléctrica y se embolsara 160.000 euros, oposición que contó con el apoyo de ambos ministros económicos.