Praia da Luz vuelve a estar en el foco mediático. Un total de 18 años después de la desaparición de Madeleine McCann, las autoridades portuguesas y alemanas han reactivado la búsqueda de la niña británica con un amplio despliegue en el sur del país. Se rastrean más de 20 terrenos privados situados entre la citada aldea y la casa de Christian Brückner, el principal sospechoso.

La operación, que se prolongará durante tres días, cubre unos 50 kilómetros de superficie. En la mañana de este miércoles, 4 de junio, el reportero Jordi Julià informaba desde la zona para En boca de todos, mientras el interés informativo volvía a dispararse. En el matinal de Cuatro, Nacho Abad entrevistó a Luis Avial, experto en georradares, quien explicó las posibilidades reales de encontrar restos en este nuevo operativo.

"Es como un TAC nuclear de hospital, una resonancia móvil", ha comenzado detallando, para después ampliar informaciones sobre el funcionamiento del equipo técnico: "Vamos emitiendo un poco de radiación con la antena y excitamos los compuestos que hay en el subsuelo". Dado que estas labores de búsqueda de la joven guardan similitudes con la desaparición de Marta del Castillo, Abad estableció una comparación para asegurar que se trata de una tarea muy compleja.

Una nueva pista reabre el caso tras 18 años

La reapertura del caso está fundamentada: las autoridades han localizado unas tarjetas de memoria con imágenes y documentos que evidencian la obsesión de Brückner con menores. A modo de contexto, el sospechoso cumple condena actualmente por la violación de una mujer de 70 años, también cometida en el sur de Portugal.

Los investigadores emplean un georradar terrestre capaz de escanear hasta 4,5 metros de profundidad, una tecnología avanzada que ha resultado clave en otros casos similares. "Es complicado" encontrar restos después de tanto tiempo, reconocía Avial, aunque quiso recalcar que con este sistema se han hallado hasta 13 cadáveres en búsquedas anteriores.

Praia da Luz, marcada para siempre por el caso

La localidad portuguesa en la que desapareció Madeleine en 2007 es un pequeño enclave turístico que todavía sufre las secuelas del caso. Allí, la pequeña de 3 años dormía junto a sus hermanos gemelos mientras sus padres cenaban fuera con unos amigos. El complejo donde ocurrió todo ha cambiado de nombre, pero sigue activo.

"Todo el mundo aquí lo conoce, es duro", afirmó un vecino británico que vive desde hace más de 20 años en Praia da Luz. Las calles siguen siendo tranquilas, pero la presencia de cámaras y reporteros ya no sorprende a nadie. Tayani, una joven dependienta brasileña que llegó hace tres años, también se pronunció ante la presencia de los medios: "Creo que para los padres, especialmente, sería un alivio".

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