La Asociación de Medios de Información (AMI) se ha solidarizado con la revista ¡HOLA! tras haber sufrido, a través de Whatsapp, "el mayor pirateo de la historia de la prensa" con motivo de la exclusiva que ha publicado sobre la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva. La revista de corazón adelantó la publicación del número semanal dos días, pasando del miércoles al lunes para dar todos los detalles del enlace más esperado del año. Un día después, '¡Hola!' ha denunciado el pirateo que ha sufrido, pese a que los ejemplares impresos fueron agotados en el mismo día que se pusieron a la venta.

"La revista ¡HOLA! anunció el pasado sábado que el lunes imprimiría un número especial con todos los detalles del esperado enlace, dado que habitualmente la publicación sale a la venta los miércoles. Pero este lanzamiento se ha convertido en la mayor acción de piratería de la historia de la prensa en nuestro país", señala AMI a través de un comunicado.

No obstante, precisan que en los quioscos se ha agotado la primera edición de la revista, y que el especial de ¡HOLA! ha llegado "a más gente de la que ha comprado la revista" por medio de la distribución "de forma masiva" de la publicación, a través de la red social Whatsapp, propiedad de Meta.

Por ello, la asociación de medios advierte de que "la piratería es un delito contra la propiedad intelectual y lleva aparejadas penas de cárcel de entre seis meses a cuatro años", además de multas económicas y de la obligación de resarcir los daños causados. En el mismo sentido, recuerda que con la legislación vigente están cometiendo un delito "tanto las personas que se descargan el contenido desde las fuentes de acceso legítimo y lo distribuyen por primera vez como aquellos que lo reciben y lo reenvían".

Por todo ello, desde AMI muestran su "rechazo" a este tipo de actos que "dañan la propiedad intelectual, afectan a la sostenibilidad de la industria editorial" y ponen "en peligro el trabajo de los periodistas". Y es por lo que AMI solicita a Meta, propietaria de Whatsapp, "un comportamiento responsable" y le pide que "paralice de manera inmediata la distribución ilegítima de contenidos editoriales y ponga los medios necesarios para evitar que estas conductas se reproduzcan en el futuro".

 

Las claves de la boda de Falcó y Onieva

Fue este sábado 8 de julio cuando tuvo lugar la boda más esperada del año. En un exclusivo y lujoso enlace celebrado en la finca El Rincón se casaron la aristócrata Tamara Falcó y el empresario Íñigo Onieva. Fue aquí donde la pareja y sus invitados disfrutaron de una gran fiesta hasta la madrugada, después de que el día anterior celebraran en el Hotel Ritz madrileño una exclusiva fiesta de preboda. 

Así, tras tres días de celebración con preboda, boda y postboda, 400 invitados, dos escenarios y más de 250 empleados, la hija de Isabel Preysler cumplía su sueño de llegar al altar por todo lo alto tras tres años de noviazgo con algunas idas y venidas, entre las que se encuentra una ruptura y otra infidelidad.

Nada ni nadie ha podido impedir este momento después de los múltiples contratiempos que pusieron en jaque el enlace y muchos han calificado como señales (la última cuando se le incendió la casulla a uno de los sacerdotes que oficiaba la boda). Feliz, radiante y vestida de blanco, se ha mostrado la marquesa de Griñón en el publirreportaje exclusivo concedido a ¡Hola!, pero hay detalles que no reveló la revista del corazón y que no han pasado desapercibidos.

Una de las mayores polémicas

Durante la boda, los novios quisieron tener un gesto con los periodistas desplazados a las puertas del lugar de la celebración bajo el sol abrasador, un detalle amable en forma de comida y bebida. Sin embargo, este gesto quedó eclipsado cuando los periodistas se percataron del uniforme que llevaban las camareras que trabajaban.

Y es que los uniformes elegidos para que vistieran los camareros y camareras durante la ceremonia recuerdan a tradiciones basadas en la desigualdad más propias de otro siglo, lo que ha generado multitud de críticas en las redes sociales. Los trajes en cuestión tienen un estilo que recuerda a los uniformes de las criadas que trabajaban en las casas de familias adineradas durante los comienzos del siglo XX. Una época en la que las normas sociales y laborales distaban mucho de las actuales, pues no se respetaban los derechos de los trabajadores