Atresmedia Televisión acaba de estrenar una de sus primeras apuestas en materia de ficción de la temporada. Se trata de Perdiendo el juicio -ya disponible en Atresplayer-, el drama jurídico protagonizado por Elena Rivera, quien se mete en el papel de una exitosa abogada que sufre el estallido de un trastorno obsesivo compulsivo durante un importante juicio.
La protagonista, Amanda, era una abogada brillante, que formaba un exitoso matrimonio-empresa con César (Miquel Fernández), pero su vida descarriló de un día para otro cuando, en pleno juicio, se le disparó un trastorno obsesivo compulsivo. A partir de ese momento, es apartada de la profesión, por lo que decide retirarse a una casa en el campo. Sin embargo, la detención de su hermana, acusada de asesinato, le obliga a salir de su letargo. La joven hará todo lo posible por encontrar un nuevo bufete y tras un sinfín de negativas, encuentra el esperado 'sí, quiero' en el de Gabriel (Manu Baqueiro).
En una entrevista a este medio, la actriz reconoce que su gran preocupación a la hora de prepararse el papel fue encontrar "el tono que se le quería dar", para así no caer en clichés ni estereotipos. "Para mí, siempre, en todos los proyectos, es primordial sentarme con los directores, directoras, creadores, creadoras, es decir, quien esté detrás, para saber qué es lo que se quiere contar e ir de la mano por el mismo camino", explica. Rivera subraya que pese a que su personaje tiene un TOC, "la serie no gira en torno a él", sino que es el "detonante" que lo cambia todo en ella.
"La serie es otra cosa, cada capítulo es un caso diferente", dice la intérprete, que califica la producción como una "serie de abogados procedimental, familiar, un clásico, en el que estás pendiente de cómo se va a resolver ese caso y de los giros". Llevando a cabo un símil, Rivera asegura que durante el rodaje se sintió como Agatha Christie: "Reúnes a todo el mundo y yo que soy la tía más lista lo resuelvo casi todo".
La actriz afirma que sí quiso "tener muy presente el TOC y que nadie se olvidara que lo tiene siempre, que no es una manía que luego se pasa, sino que lo sufren mucho. Que el espectador no se olvide de que esta mujer, a partir de que le pasa eso, es otra persona completamente distinta", insiste. Y es que, uno de los motivos que llevan a que Amanda estalle es el exceso de perfeccionismo, algo que puede ocurrirle a cualquiera: "Vivimos en una sociedad con un ritmo frenético de no parar, de cumplir además con unas expectativas y de tener estar a la altura. Parece que puedes con todo y que llevas bien esa presión, que a veces te pone la gente de alrededor y otras tú mismo, pero hay un momento en que tu cuerpo dice 'hasta aquí, ya está, no puedo más'. Y hay que parar, por supuesto".
Tal y como ella misma apunta, Perdiendo el juicio también muestra "lo estigmatizadas que están las enfermedades mentales". Así se ve en Amanda, la que "no contrata nadie aún sabiendo que es buenísima" porque es la "loca". Más allá de abogados y casos penales, la producción es Boomerang TV habla de "humanos y relaciones personales"; en definitiva, busca "entretener y que "la gente disfrute".
"Es lo que hemos intentado rascar, no solo nosotros como actores, sino que se tenía claro desde el minuto uno con los directores. Tras las tramas, hay otras cosas por debajo, que es lo interesante también como actor, crear esas capas como personaje. Que no se quede en un abogado que defiende a su cliente, sino que hay todas esas relaciones personales por debajo. Es muy interesante", cuenta Rivera.
Sinopsis de Perdiendo el juicio
Amanda Torres, una reconocida abogada, ve su carrera desplomarse cuando un severo brote de su trastorno obsesivo-compulsivo la afecta en pleno juicio. A partir de ese momento, su reputación queda marcada y encontrar un nuevo empleo se convierte en un desafío, tanto por el estigma del incidente como por sus incontrolables manías, que complican su vida personal y profesional.
Sin más opciones, Amanda acepta trabajar en un bufete venido a menos, muy lejos de sus aspiraciones, donde debe compartir casos con un grupo de abogados en decadencia, lejos del elitismo al que estaba acostumbrada.
Pero sus problemas no terminan ahí. Su matrimonio sigue siendo un dilema, atrapada entre los sentimientos que aún tiene por su marido y la inesperada atracción hacia su nuevo jefe. Mientras tanto, enfrenta el mayor reto de su vida: defender a su hermana, acusada de un asesinato ocurrido el día de su boda, un caso que podría condenarla de por vida.