Miguel Ángel Idígoras, veterano periodista de TVE y exdirector de ETB, ha lanzado una dura crítica contra el nuevo programa vespertino La familia de la tele, calificándolo de "vergüenza" y denunciando la "colonización" de la televisión pública por parte del Gobierno de Pedro Sánchez.

La televisión pública, según Idígoras, en caída libre

Miguel Ángel Idígoras no se anda con rodeos. En una entrevista reciente con El Mundo, el histórico corresponsal de TVE ha soltado una de las diatribas más duras que se recuerdan contra la cadena pública y su actual gestión. “Lo que está ocurriendo en RTVE es una vergüenza”, sentencia sin titubeos. El motivo de su indignación: el estreno del programa vespertino La familia de la tele, presentado por Inés Paz y con colaboradores como Belén Esteban o Kiko Matamoros.

Idígoras, que llegó a dirigir ETB en el País Vasco con el beneplácito del Gobierno socialista de Patxi López, no ha tenido reparos en señalar directamente al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Acusa al Gobierno de haber “colonizado” RTVE mediante el nombramiento de un presidente "elegido a dedo", que estaría imponiendo una línea de contenidos más propia de Mediaset que de una televisión pública con vocación de servicio.

Esto es telebasura, no televisión pública

En el foco de la polémica está La familia de la tele, un programa que mezcla corazón, humor y colaboraciones de antiguos tertulianos del universo Sálvame. Idígoras lo tiene claro: “Es todo lo que siempre se dijo que en RTVE jamás se debía hacer”.

Para el periodista, este giro editorial supone una traición al legado de rigor y neutralidad que durante años trató de cultivar la cadena pública. “Una televisión pública no tiene razón de existir si su objetivo es copiar lo peor de las cadenas privadas. La familia de la tele es el símbolo de una TVE que ha perdido el norte”, remacha en un artículo publicado en Economía Digital.

La crítica va más allá del formato. Idígoras lamenta lo que considera un uso partidista de RTVE, donde los criterios profesionales habrían sido reemplazados por intereses políticos y audiencias inmediatas. “Dilapidar la herencia de tantos años a cambio de audiencias más que dudosas es poner en riesgo el futuro laboral de los trabajadores del ente”.

¿Quién defiende esta apuesta?

Pese a la tormenta de críticas, desde RTVE se defiende que el objetivo es “renovar las tardes” y “atraer nuevos públicos”. La cúpula directiva justifica el fichaje de personajes conocidos del entretenimiento con el argumento de que “una televisión pública también debe ser capaz de entretener”.

Para Idígoras, esta supuesta estrategia de modernización no es más que una excusa para entregar la parrilla a “rostros sin trayectoria informativa, pero con alto valor en redes sociales”.

“Parece mentira que los sindicatos no sean conscientes de la miopía empresarial que supone poner la radiotelevisión pública al servicio cortoplacista de un Gobierno sin escrúpulos”, concluye.

La irrupción de La familia de la tele y la crítica de figuras como Idígoras no son un caso aislado, sino el síntoma de una disputa más profunda sobre qué debe ser una televisión pública en el siglo XXI. Lo que está claro es que el debate ha salido de los pasillos de Prado del Rey y ha llegado al primer plano mediático. Y mientras tanto, la audiencia observa… y decide.

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