En enero de 1945, y tras años de horror para la población judía de Alemania, los soviéticos liberaban el campo de exterminio y concentración más grande puesto en marcha por los nazis: Auschwitz. Sin embargo, no sería hasta el 19 de agosto de 1965 cuando, en la ciudad de Frankfurt, 22 acusados - 21 antiguos oficiales de las SS y un capo - se sentaron el banquillo tras casi dos años de proceso. La cadena perpetua cayó sobre seis de ellos, otros tres fueron absueltos por falta de pruebas y el resto fue condenado a distintas penas de prisión; pero si existe un punto común entre ellos, es que las sentencias fueron cuanto menos leves al no ser juzgados por crímenes contra la humanidad sino por culpa individual (en base a la ley alemana y no al derecho internacional). 

Sesenta años después de los Juicios de Auscwitz, el proceso que sacó los colores al pasado alemán, Disney+ ofrece 'La casa alemana', ficción original que recrea, por primera vez, el momento en el que algunos ciudadanos alemanes presentaron demandas contra sus propios vecinos y que es considerado como un hito en la historia del derecho alemán. Dirigida por Randa Chahoud e Isa Prahl, el guion corre a cuenta de Annette Hess, autora de la novela homónima

"Frankfurt, 1963: Eva Bruhns (Katharina Stark) es una joven que trabaja como intérprete de polaco a alemán en Frankfurt. Vive con sus padres (Anke Engelke y Hans-Jochen Wagner), que dirigen el restaurante Deutsches Haus. Eva está a punto de comprometerse con Jürgen Schoormann (Thomas Penn), el rico heredero de una empresa de venta por correo. En el último momento, recibe una petición para ejercer de intérprete en el tribunal del primer juicio de Auschwitz contra antiguos oficiales de las SS. Los padres de Eva y su futuro prometido están totalmente en contra de que acepte. Eva no había oído hablar nunca de Auschwitz, pero algo la impulsa a ignorar sus recelos y aceptar el trabajo. Cuando Eva comienza su trabajo de intérprete, comprende el alcance de la máquina asesina nacionalsocialista y poco a poco, se va dando cuenta de que tiene una conexión personal con ese lugar", reza la sinopsis. 

La ficción cuenta con cinco capítulos de una hora de duración y está protagonizada por Katharina Stark, Aaron Altaras, Max von der Groeben, Anke Engelke, Heiner Lauterbach o Iris Berben. Además, tan solo un mes después de su estreno, la serie alemana está nominada al Premio Critics Choice 2024 como 'Mejor Serie en Lengua Extranjera' y su protagonista, Stark, recibirá el galardón European Shooting Star en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 2024 que se celebrará en febrero. 

"Existía un sentimiento de culpa y de vergüenza en la sociedad"

La autora de la novela y guionista de la serie, Annette Hess, escuchó las 400 horas de grabaciones del proceso y ojeó minuciosamente algunos de los expedientes del juicio, que se conservan en el Archivo del estado de Hesse, en Wiesbaden, antes de escribir el libro que publicaría en 2018. "Los hombres que habían participado en la guerra no hablaban de ello. Existía un sentimiento de culpa y de vergüenza en la sociedad", decía Hess tras asegurar que la Alemania de los años 60 "no quería mirar al pasado" en un periodo de milagro económico.

Aunque 'La casa alemana' no deja de estar basado en hechos históricos, en la memoria colectiva, la autora implicó parte de su corazón en la historia para "llenar las lagunas" que tenía sobre su abuelo: "De joven veía puntos oscuros en las biografías de todo el mundo pero estaba ciega ante la de mi familia. Mi abuelo fue Policía en los 50 y lo contaba con orgullo. Pero también lo fue en Polonia cuando Heinrich Himmler dirigía la Policía, que en la guerra allí ayudó en las deportaciones. Estoy 100% segura de que mi abuelo sabía lo que ocurría, que participó, y que en el peor de los casos debió matar a gente, pero no pude preguntarle por ello. Nunca habló de la guerra. Puedo vivir con ello. Pero ahora que sé que puedo investigar y averiguar en los archivos si fue un asesino no estoy segura de querer saberlo", aseguraba. 

Y es que, tras la guerra, los grandes jefes nazis fueron juzgados, condenados o ejecutados. La desnazificación fue llevada a cabo por los aliados y, con su retirada, los alemanes volvieron a sus profesiones como si nada hubiese ocurrido. Desde jueces hasta fiscales o policías formaron parte del Partido Nazi antes de retomar sus uniformes. "Fue un pacto de silencio. La sociedad no habría podido avanzar sin ellos porque no había nadie más. Muchos cambiaron el chip y callaron como autoprotección para seguir viviendo", añadía la autora.