El documental Shoah’ (catástrofe), del realizador Claude Lanzmann, de diez horas de duración, recopila testimonios directos de algunos supervivientes del holocausto y sus verdugos. Entre ellos estuvo Rudolf Vrba, el primer judío que consiguió escapar del campo de exterminio de Auschwitz con vida. “Sobresalía de la pantalla por su carisma, un poco como un actor de cine y también porque había hecho algo increíble”, asegura el periodista Jonanthan Freedland que apenas tenía 19 años cuando vio la película. “Él escapó para sacar la verdad oculta bajo una montaña de mentiras”, nos explica en una entrevista con motivo de la publicación de ‘El maestro de la fuga’ (Planeta), en el que cuenta su historia.

La lucha por la verdad de Vrba le ha inspirado a lo largo de toda la vida. En 2016, un cóctel de Brexit, Trump y fake news le animó a compartirla con el resto del mundo.  "Los nazis utilizaron los métodos más elaborados y sofisticados, pero el principio es el mismo: engañar de manera deliberada. Ellos utilizaron tarjetas postales falsas que se enviarían a judíos diciendo que no tenían que temer las deportaciones. Hoy tenemos bots online que están afirmando cosas falsas”, argumenta.

Vrba quería detener la maquinaria asesina de Auschwitz avisando a sus hermanos judíos. Tras conseguir lo imposible, que era escapar y explicar con datos precisos todo lo que estaba ocurriendo en el campo de exterminio, se topó con un muro de incredulidad y burocracia. Incluso la cúpula judía de Hungría vio su informe con reticencia y llegó a pactar la salvación de unos cientos de judíos a cambio de silenciar el documento. "Vrba no contó la historia en blanco y negro, diciendo que los únicos villanos eran los nazis, sino que acusó con su dedo a otros, incluyendo a líderes occidentales, que no actuaron tras su advertencia", asgura el autor.

Rudolf Vrba, a la izquierda, testificó en varios juicios por crímenes de guerra contra el nazismo (© Courtesy of Robin Vrba)
Rudolf Vrba, a la izquierda, testificó en varios juicios por crímenes de guerra contra el nazismo (© Courtesy of Robin Vrba)

Vrba fue una persona demasiado incómoda para demasiadas personas

PREGUNTA.- ¿Ha resultado difícil documentarse sobre la vida de Rudolf Vrba?

RESPUESTA.- Al final no ha sido tan difícil porque Vrba dejó una gran cantidad de documentos y testimonios de sus experiencias. Hace 60 años escribió sus memorias y fue entrevistado por importantes historiadores, dos o tres, dejando largas transcripciones. También testificó en varios juicios contra criminales nazis.

También tuve la enorme suerte de poder encontrar a su primera mujer, que en aquel entonces tenía 93 años. Vivía sola en Londres y me dio una maleta roja llena de papeles. Me dijo: 'Estas son las cartas de Rudy, serán una fuente fundamental para el libro'. Entonces supe que estaba predestinado a escribir esta historia.

P.- ¿Cómo es posible que una figura de esa importancia sea tan desconocida, al menos en nuestro entorno? 

R.- Fue conocido entre historiadores y especialistas, pero fuera de este círculo muy poco. La razón de ello, pienso, es porque fue una persona demasiado incómoda para demasiadas personas. No contó la historia en blanco y negro, diciendo que los únicos villanos eran los nazis, sino que acusó con su dedo a otros, incluyendo a líderes occidentales, que no actuaron tras su advertencia. Entre ellos líderes judíos que no transmitieron su advertencia a aquellos que realmente necesitaban escucharla. Todo ello le convirtió en un personaje impopular entre algunos de los historiadores mainstream del nazismo y, con el tiempo, le dejaron de lado, hasta que su nombre y el de Fred Wetzler, su compañero de fuga, fueron prácticamente olvidados. 

En el libro lo describo como alguien que siguió la tradición de los profetas judíos de la Biblia, alguien que viene con una advertencia que demasiados personas no quieren escuchar

P.- ¿Cómo le definiría? ¿Es un héroe o antihéroe?

R.-Es 100% héroe, pero tenía defectos como todos los seres humanos y esto es lo que le convierte en una persona interesante y también real. No era un superhéroe de libro de cómic, sino un hombre con todas las debilidades, defectos y complejidades de un ser humano. En el libro lo describo como alguien que siguió la tradición de los profetas judíos de la Biblia, alguien que viene con una advertencia que demasiados personas no quieren escuchar.

P.- ¿El terror del nazismo puede ser incluso peor de lo que ya sabemos?

R.- Me ha sorprendido mucho ver la cantidad de reacciones a este libro, personas que dicen que han descubierto mucho más sobre Auschwitz que lo que sabían. Y cuanto más sabes, peor es. Tenemos una imagen fija de Auschwitz, con trenes, cámaras de gas, etc. Pero mi libro lo retrata de manera detallada como una especie de ciudad de la muerte, una metrópolis con decenas de miles de personas viviendo ahí como prisioneros. Es una realidad mucho más compleja que lo que creemos que sabemos y, al mismo tiempo, más terrible todavía.

P.- ¿Por qué se quiso tapar lo que estaba ocurriendo en Auschwitz?

R.- Se quiso tapar de forma deliberada. Los nazis eligieron esta ubicación porque era un lugar aislado y el secreto era esencial para lo que estaban haciendo allí. Todo su método dependía de que sus víctimas no supieran cuál iba a ser su destino. Por eso mantuvieron la ubicación, la utilización y la función de Auschwitz de manera totalmente secreta. Consiguieron su propósito: asesinaron entre el 91-95% de los que llegaban a Auschwitz y de allí se sacó muy poca información.

Los nazis utilizaron tarjetas postales falsas y ahora tenemos bots online que están afirmando cosas falsas

P.- ‘El maestro de la fuga’ es una historia terrible sobre la desinformación. Lamentablemente, ahora, en plena era digital, se utiliza para cambiar voluntades y polarizar a la sociedad. ¿Qué opinas?

R.- Son cuestiones que están relacionadas. Este libro es sobre una guerra contra la verdad y ahora también estamos en lo mismo. Los nazis utilizaron los métodos más elaborados y sofisticados, pero el principio es el mismo: engañar de manera deliberada. Ellos utilizaron tarjetas postales falsas que se enviarían a judíos diciendo que no tenían que temer las deportaciones. Hoy tenemos bots online que están afirmando cosas falsas. En ambos casos, se trata de regímenes autoritarios que entienden que su herramienta esencial es el engaño y la falta de honestidad, en definitiva, la mentira. Una de las razones por las que he escrito este libro es porque quería contar la historia de una persona que hizo todo lo posible por contar al mundo la verdad.

P.- Si Walter Rosenberg-Rudolf Vrba hubiera vivido como vivimos ahora con un móvil en la mano, ¿con qué imágenes habría relatado el horror?

R.- Lo más interesante de este informe es que no dependió de imágenes, sino de cifras, fechas y hechos. Hoy en día creemos que si no tenemos una evidencia visual de un delito, no ha ocurrido. Debemos tener cuidado con ello, porque podría hacer que un opresor negase a sus víctimas. Por ejemplo, Siria me preocupa y también Ucrania, son zonas en las que no hay cámaras. Pueden estar sufriendo delitos y crímenes terribles, pero no habría rendición de cuentas si tenemos solo en cuanta la imagen. Tenemos que estar listos para confiar en los testimonios cuando es creíble, tal y como fue en el caso del informe Vrba-Metzler. 

P.- ¿Por qué se llamó Canadá a la zona donde clasificaban las pertenencias de los judíos?

R.- En ese momento en la imaginación centroeuropea Canadá se consideraba una tierra en la que las aceras estaban hechas de oro. Muchas personas emigraron a Canadá e hicieron fortuna allí. Así que se asociaba Canadá con la idea de riqueza y abundancia. Así que fue natural para los prisioneros de Auschwitz denominar a este almacén tesoros con el nombre de Canadá.