Zaragoza será la primera ciudad del mundo en reciclar el cien por cien de sus residuos en 2030 mediante un proyecto que generará energía a partir de desechos urbanos, que hasta ahora no son reciclables ni valorizables y que van a parar al vertedero.

La característica principal de este proyecto es que atañe al conjunto de la ciudad, de cerca de 700.000 habitantes y que es de las más comprometidas con la sostenibilidad, ya que es la que más y mejor recicla sus desechos en un 53 por ciento, frente a la media europea del 45 por ciento y del 35 por ciento de España. Estos datos avalan la concienciación de los vecinos de Zaragoza en la aplicación de las 3 'R': Reducción, Reciclaje y Reutilización.

Además, desde el Ayuntamiento de Zaragoza se trabaja en nuevas políticas que ayuden a mejorar el reciclaje y la valorización de los residuos con el objetivo de que, al igual que es referente en la Unión Europea en movilidad autónoma, la próxima meta es que también lo sea en economía circular.

Una iniciativa que asciende a 280 millones

Esta iniciativa, en la que colaboran las empresas Urbaser, OMNI y Abacus&Partners, se llevará a cabo con inversión privada que asciende a 280 millones de euros. Se espera que este desembolso retorne con la posterior comercialización del metanol en empresas, especialmente del sector del automóvil, en la que es puntera la provincia de Zaragoza con la fábrica de Stellantis en Figueruelas y las auxiliares a las que presta servicio.

Este dato lo ha hecho notar el vicepresidente de OMNI, Jordi Gallego, durante la presentación de este proyecto, que se ha dado a conocer esta semana en un acto al que ha asistido la consejera municipal de Servicios Públicos y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, Natalia Chueca.

"A la cabeza en reciclaje material"

Para lograr esta conversión de basura en metanol se creará una nueva planta en el Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ), un referente en Europa. Asimismo, se comenzará a construir en el primer trimestre de 2024.

Se generará metanol verde renovable con baja huella de carbono, que es comerciable para el sector del automóvil y empresas de plásticos. "La circularidad no sería solo por su origen, sino por su aplicación posterior en el propio territorio y, además, tiene otros mercados fuera de Zaragoza", ha añadido Jordi Gallego.

"Hay ciudades de otros países que han dado el paso y hay un par de decenas de proyectos, pero Zaragoza es diferente por su apuesta por residuos cero", ha elogiado.

Un ahorro de 48.000 toneladas de dióxido de carbono

Los 280 millones de euros de inversión se acometerán en tres fases hasta 2030. La primera será hasta 2026, con un desembolso de los primeros 99 millones de euros para transformar 75.000 toneladas de residuos en 33.000 toneladas de metanol, que supondrá un ahorro de 48.000 toneladas de CO2; en la segunda fase en 2028 replicará la primera y la última finalizará en 2030.

El núcleo de la refinería lo constituye el sistema OMNI200 de conversión del residuo en gas de síntesis -un gas formado básicamente por hidrógeno (H2) y monóxido de carbono (CO)-. La planta prevista contará con dos líneas de procesamiento de gas de síntesis para producir 66.000 toneladas anuales de metanol, y ahorrará emisiones de cerca de 100.000 toneladas anuales de CO2, el equivalente a un bosque de 580.000 árboles.

En 2028 está previsto que entre en funcionamiento la segunda línea. Entonces no solo se estará muy cerca de alcanzar el objetivo de residuo cero, sino que se evitarán nuevas emisiones de metano en el depósito controlado, con un efecto similar a una disminución anual de cerca 90.000 toneladas anuales de CO2, equivalente a las que disminuiría un bosque de más de 500.000 árboles.

De acuerdo con la Directiva RED 2018/2001 sobre energía renovable, estos productos fabricados en la Refinería de Residuos tendrán la consideración de Carbonos Reciclados y como sus huellas de carbono son muy bajas, van a contribuir a alcanzar los objetivos de energías renovables.

La refinería de residuos necesitará casi 14.000 toneladas de H2 verde para fabricar otras 70.000 toneladas de E-metanol a partir del CO2 capturado en su proceso. Con la entrada en funcionamiento de esta fase, todo el metanol producido tendrá una huella de carbono "cero", cumpliendo con el objetivo de cero emisiones netas.

Un futuro que generará empleo

La previsión de generación de empleo ronda los 50 puestos de trabajo en 2026 ya en fase de explotación para alcanzar los 70 en la segunda y unos 20 más en la última, pero son cifras estimativas que pueden variar, según los impulsores del proyecto, que de forma indirecta también movilizará el mercado de trabajo local.

Se hace en fases por "prudencia financiera y prudencia en general", ha precisado el presidente de OMNI. Del metanol obtenido después se hará hidrógeno electrolítico para fabricar más metanol que no será circular sino de la combinación de CO2 y el hidrógeno.

Jordi Gallego ha recordado que según los organismos internacionales "queda una década para cambiar la situación del dióxido de carbono en la atmósfera y ese tiempo no es nada". Se tiene que atacar el problema en todo el mundo porque los residuos no reciclables van a incineración o al vertedero lo que provoca la huella de carbono.

El límite de los vertederos, ha relatado, "se soluciona mediante el reciclaje químico para producir un gas sin emisiones y con ese gas se hace metanol e hidrógeno y otras moléculas, que tengan valor para el mercado, porque el proyecto tiene que ser autosostenible".