Hace tiempo que la ‘moda antivacunas’ aterrizó en nuestro país. Sin embargo, aunque es cierto que cada vez gana más adeptos, por fortuna, España sigue contando con unas tasas de vacunación que son la envidia de Europa. Así lo corrobora el Dr. Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba. “En niños, estarían por encima del 95%”, subraya, mientras que en países de nuestro entorno, como Francia e Italia han disminuido por debajo del 80%.

Esto ha llevado, incluso, a que en algunas naciones en las que no eran obligatorias ahora lo sean por un problema de salud pública. “Cuando las tasas de cobertura disminuyen mucho existe un riesgo de que se puedan generar epidemias importantes, como está ocurriendo, por ejemplo, con el sarampión”, advierte este especialista.

Cuestión de confianza

Sin embargo, este pediatra tiene claro que, si bien obligar soluciona una situación en un momento determinado, no devuelve la confianza de la población en las vacunas. Pero, ¿por qué se ha perdido?

El Dr. Piñeiro, considera que parte de la culpa “la tenemos los sanitarios, que no hemos sabido transmitir las bondades de las vacunas”. A esto se suma la desaparición, o casi, de algunas enfermedades como la difteria, el tétanos y la poliomielitis, que hace que la población tenga menos sensación de riesgo.

Hay quien cree que si no se vacuna, no pasa nada. “Eso es relativo de forma individual”, advierte, pero de manera colectiva “pones en riego a toda la comunidad”.

Concienciar, mejor que obligar

Esto hace imprescindible concienciar. Al Dr. Piñeiro, autor del libro ‘¿Eres vacunofóbico? Dime, te escucho’, se le considera un gurú contra los antivacunas, pero él defiende todo lo contrario. “Trato de ayudar a quienes tienen dudas”, precisa. “Si al final deciden no vacunar, qué le voy a hacer, no me voy a enfadar”.

Defensor a ultranza del diálogo, tiene claro que “si me enfado voy a conseguir de todo, menos que el niño se vacune”.

No le importa dedicar una hora a explicarle a una persona que se opone a las vacunas el porqué las debe poner. “Si no todas, por lo menos algunas”, detalla. “Hay que dialogar”, insiste, y por este motivo, hace ya cinco años se abrió la Consulta de asesoramiento en vacunas del Hospital General de Villalba.

Resolviendo dudas

Los resultados en este tiempo no han podido ser mejores. “Ha ido muy bien”, recalca el Dr. Piñeiro, que añade que "un 90% de las familias ha aceptado finalmente la vacunación parcial o total”. 

El secreto del éxito se basa en un personal con unas características específicas: que confíe en las vacunas, que tenga empatía con el paciente, paciencia y capacidad para transmitir información.

Esto “hay gente que lo tiene de forma natural” y “quien lo puede aprender”, precisa el Dr. Piñeiro, que avanza que en esta línea se ha puesto en marcha otro proyecto, ‘Inmuniza’.

Sanitarios antivacunas

La mayor parte del personal sanitario en general, y de los pediatras, en particular, es partidario de la inmunización. Sin embargo, hay algunos profesionales, muy pocos, contrarios a la misma, lo que ha generado un daño muy importante.

Respecto a esto, el jefe de Pediatría del Hospital General de Villalba confiesa que “la cordialidad que tengo con los padres contrarios a las vacunas, no la tengo con los sanitarios que lo son”.

A su juicio, no se debería permitir. Los colegios de médicos y los Gobiernos tendrían que tomar cartas en el asunto y “plantear algún tipo de sanción, económica o administrativa”, indica.

Sanciones

A día de hoy no hay sanciones ni para estos profesionales, ni para quienes optan por no vacunar a sus hijos. En algunas comunidades autónomas como Galicia, sin embargo, se exige que los niños tengan al día el calendario de vacunación oficial para entrar en una escuela infantil.

Para el Dr. Piñeiro, este tipo de medida, repercute de forma negativa en el menor, cuando debería estar dirigida a los padres. “Habría que obligar a estos a asistir cada cierto tiempo a una consulta de asesoramiento en vacunas o a pagar el sobrecoste que supone para el Gobierno español que su hijo precise atención por padecer enfermedades inmunoprevenibles”, propone este médico, no excesivamente partidario de introducir el dinero en las sanciones, por las diferencias sociales que genera.

Los efectos secundarios de las vacunas

El daño colectivo derivado de la no vacunación de los niños, no obstante, pesa poco en el vacunofóbico, temeroso de los efectos secundarios de las vacunas. Tienen miedo de lo que le pueda pasar a sus hijos a cambio de protegerles de una enfermedad que, muchas veces, ellos ya pasaron, como el sarampión y la varicela y no les generó mayor problema.


Pero hay que subrayar que, aunque las complicaciones de estas patologías son raras, existen; por estadística, en uno de cada mil o dos mil casos.

Este porcentaje está muy lejos del que atañe a las posibilidades de sufrir una reacción alérgica a una vacuna- una entre un millón-; reacción, que, además, es reversible.

“El riesgo cero no existe, en nada”, puntualiza el Dr. Piñeiro, pero las posibilidades de tener un evento grave, mortal con las vacunas son casi nulas, “más o menos uno de cada más de mil millones”.

La industria farmacéutica

Otro de los aspectos que genera desconfianza tiene que ver con la industria farmacéutica y las remuneraciones que, a través de estudios clínicos o charlas, perciben algunos médicos. Sin embargo, hay que subrayar que el desarrollo de fármacos en general y de vacunas en particular, no existiría sin la farmaindustria.

“Ojalá a nivel mundial se utilizara el dinero público para hacer estas investigaciones, pero no es así”, afirma este pediatra, que recalca que esas colaboraciones son transparentes, cumplen con todas las obligaciones fiscales y deben ser declaradas como posible conflicto de interés.

En cualquier caso, además, esto no implica que las vacunas no sean efectivas. “Algunos padres en la consulta me plantean este tema de que es un negocio”, narra. “Sí lo es”, reconoce, “pero es un negocio noble, honrado y que salva vidas”, precisa. “Una cosa es estar en contra del sistema y otra poner en riesgo la vida de tu hijo”, resalta.

Vacunas siempre

De ahí la necesidad de dejar claro que “vacunas siempre”. Si alguien en un momento determinado, pierde la confianza, o tiene dudas, es importante que “antes de no vacunar, se asesore bien con un pediatra de confianza”, concluye el Dr. Piñeiro.