El pleno del Tribunal Constitucional ha dado el beneplácito por unanimidad a los cuatro candidatos a magistrados del Tribunal de Garantías, pues todos ellos "cumplen los requisitos exigidos por la Constitución". Han conseguido el placet los dos magistrados del Tribunal Supremo presentados por el Consejo General del Poder Judicial, la progresista María Luisa Segoviano, y el conservador César Tolosa; así como los dos candidatos del Gobierno, el magistrado de la Audiencia Nacional y exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y la que fuera asesora de Moncloa, Laura Díez.

Una vez superado este trámite, ahora tan solo falta que los cuatro juren el cargo ante el Rey Felipe VI. Sin embargo, la jura se tendrá que retrasar unos días debido a que, el monarca, tiene previsto un viaje internacional, pues acudirá a la jura del nuevo presidente de Brasil, Lula da Silva, el próximo día 1 de enero.

Cambio de equilibrios

La entrada de Segoviano, Tolosa, Campo y Díez no solo acaba con el bloqueo que el Partido Popular, a través de sus vocales en el Consejo General del Poder Judicial, había propiciado, sino que trae consigo un cambio en los equilibrios de poder dentro del TC. Ahora, con la incorporación de tres progresistas, el Tribunal de Garantías tendrá una mayoría de esta tendencia durante la próxima década, acabando con casi diez años de mayoría conservadora. Una mayoría que ha emitido sentencias como, por ejemplo, la que declaró inconstitucional el estado de alarma decretado por el Gobierno durante la pandemia de la Covid-19.

Pero hay más cambios. Por primera vez en la historia de este tribunal, cinco mujeres serán magistradas. Es más, una de ellas, la progresista María Luisa Balaguer se prevé que luche por conseguir la presidencia del órgano. En dicha lucha solo suenan dos nombres, el de la propia Balaguer, y el del exfiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido.

De hecho, una de las negativas del PP a votar al anterior candidato del bloque progresista de los vocales del CGPJ, el magistrado Bandrés del Supremo, era que “seguro que iba a apoyar a Conde-Pumpido como presidente del Constitucional”. Y con esa excusa los vocales del PP trataron de que la mujer de Conde-Pumpido se abstuviera en las votaciones de los magistrados.

Una excusa, ya que tan solo lo solicitaban para conseguir rebajar las mayorías necesarias y, así, conseguir ‘meter’ en el TC a quien ellos quisieran. Sin embargo, la jugada les salió rana, pues Clara Martínez de Careaga no se abstuvo y, el bloque conservador, tuvo que cambiar uno de los nombres que presentaba, incorporando a Segoviano, una “candidata perfecta” para el bloque progresista.