La Fiscalía Provincial de Valencia solicita una pena de dos años y cuatro meses de cárcel para un hombre, un ex Guardia Civil expulsado del cuerpo, que profanó la tumba de un Policía Nacional asesinado por ETA y la de un miembro de la Benemérita, también asesinado en acto de servicio durante un atraco, para realizar un ritual de magia negra en el cementerio de Moncada (Valencia). Un ritual en el que mató a dos gallinas decapitándolas. La fiscal del caso, Susana Gisbert, solicita cuatro meses de prisión por un delito contra los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos (profanación de cadáveres), así como dos años de prisión por sendos delitos de maltrato animal. Además, también se pide una indemnización de 5.000 euros para el hermano de uno de los agentes, pues la familia del otro no ha reclamado en el procedimiento.

Según consta en la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso ElPlural.com, los hechos sucedieron entre el 3 y el 6 de abril de 2020. el acusado Jaime G. S., tras haberse desplazado hasta el cementerio de Moncada, y "con desprecio absoluto al respeto debido a los difuntos, sacó de sus nichos los ataúdes del Guardia Civil muerto en acto de servicio en 1984, y del Policía Nacional asesinado por la banda terrorista ETA ese mismo año, y dejó junto a los cuerpos los cadáveres de dos gallinas decapitadas por él mismo, realizando con ello un ritual que culminó sustrayendo parte del cráneo de uno de los cuerpos".

Concretamente, el acusado se llevó la mandíbula de uno de los agentes. De hecho, cuando fue detenido en el marco de la llamada 'Operaqción Plenilunio', los agentes de la Guardia Civil que le detuvieron encontraron los restos de uno de los cuerpos en el vehículo del arrestado. Además, en la inspección ocular del cementerio, junto a los dos animales sacrificados y decapitados, los agentes encontraron "Patipembas", también conocidas como firmas de palos, que son dibujos que se utilizan en rituales religiosos, de magia negra y de santería

Las víctimas

Las víctimas de este macabro sucedo, pues aunque ambos estuvieran fallecidos desde 1984, no dejan de ser víctimas fueron un Policía Nacional asesinado el 13 de abril de 1984 en Navarra, y un miembro de la Guardia Civil que falleció durante un atraco ese mismo año. En el caso de la víctima de ETA, fue el comando Nafarroa compuesto por Mercedes Galdós, Juan José Legorburu, Jesús Jiménez Zurbano, José Ramón Martínez de la Fuente quien acabó con su vida con un coche bomba.

Tal y como se explica en la página web de la asociación de víctimas del terrorismo Covite: "Después de matar a tiros al empresario Jesús Alcocer en Mercairuña, el mercado central de Pamplona, los terroristas del comando Nafarroa huyeron en un Renault 18 hasta el barrio de Ermitagaña y aparcaron el vehículo en la calle Arcadio María Larraona, junto al Instituto Navarro Villoslada. En el interior, alojaron una bomba. La Policía Nacional, a quien los testigos del asesinato habían facilitado los datos del vehículo, lo localizó en cuestión de minutos. Dos agentes se aproximaron al coche. Fue entonces cuando la etarra Mercedes Galdós, que observaba la escena disfrazada de monja, activó el artefacto. La explosión, que se escuchó en toda la ciudad, destrozó los cuerpos de los dos agentes, que quedaron irreconocibles. El entierro del agente se celebró en Moncada (Valencia), donde su padre era jefe de la Policía Municipal. El policía tenía 26 años, estaba casado y era padre de una niña de dos años".

En el caso de la otra víctima, se trata de un agente de la Guardia Civil que falleció, junto a otros dos compañeros del cuerpo, en 1984 durante un atraco. En este caso, sus asesinos eran delincuentes comunes. Tanto él como sus compañeros, todos destinados en el cuartel de Moncada, están enterrados en el cementerio de esta localidad.

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