El magistrado del Tribunal Constitucional, Francisco José Hernando, falleció en la noche del jueves a los 77 años en Madrid a causa de una grave enfermedad. Hernando se incorporó al alto Tribunal en 2010, dentro del grupo que elige el Senado, y a propuesta del Partido Popular. Pertenecía por tanto al bloque conservador y nunca ocultó su cercanía al PP, especialmente al Gobierno de Aznar, tras ser nombrado presidente del Consejo General del Poder judicial en 2001 y posteriormente del Tribunal Supremo en 2.008. Su sustituto en el Constitucional ocupará el cargo solo por tres años, ya que de los 9 años que implica el nombramiento han de descontarse los tres de retraso con los que se designó a Hernando, dado que durante el Gobierno de Zapatero el PP bloqueó durante años la renovación de los órganos judiciales.

Polémico y siempre al servicio del PP
Hernando junto a Enrique López, ex portavoz del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP y vetado en varias ocasiones para entrar en el Constitucional porque no cumplía los requisitos, algo que ha logrado ahora aunque tampoco los cumplía, eran las piezas clave del PP en el Tribunal Constitucional para garantizarse su control. Cuando presidía el Consejo de los jueces y junto a Enrique López promovió un informe del Consejo General del Poder Judicial sobre la reforma del Estatuto de Cataluña que nadie había pedido. Fue algo inédito en la historio judicial y obviamente el informe era virulentamente contrario a la reforma. Aquello se interpretó como una clara injerencia en política, es decir, los jueces se inmiscuían en el poder Legislativo.

Declaraciones provocadoras
Hernando no solo fue polémico por su actitud al servicio del PP con el Gobierno de Aznar y luego contra el Gobierno del PSOE, sino que también levantó muchas polvaredas con polémicas declaraciones, como cuando manifestó que si trabajara en Cataluña "aprendería catalán como un enriquecimiento, como cuando voy a Andalucía me gustaría bailar sevillanas". A ningún partido político catalán le gustó que se comparar su lengua con un baile.
Nunca al Presidente del Consejo ni del Supremo se le había oído comportarse como si fuera un político en activo. Más que opinar de leyes hablaba de política. Por ejemplo sobre el Estatuto catalán realizó unas declaraciones a los periodistas que no se basaban en cuestiones jurídicas, afirmó que "no se podía reformar a la espalda de 10 millones de españoles", idéntica expresión a la utilizada en esos días por el entonces líder de la oposición Mariano Rajoy. Los diez millones de españoles a los que se refirió eran los supuestos votantes del PP.