Esteban M., de 20 años, nacido en Cádiz y con pasaporte francés, está acusado de ser el autor material de la muerte del joven activista francés Clément Mérric, según han publicado los diarios 'Liberation' y 'Le Point'. El joven de origen español fue detenido este pasado jueves junto con otras tres personas, todas ella miembros del grupo de extrema derecha Juventudes Nacionalistas Revolucionarias (JNR), pero él es el principal sospechoso de propinar el puñetazo en la cabeza que prorvocó la caída mortal del activista.

Defensa propia
Según han informado fuentes de la Gendarmería francesa a varios medios de comunicación, Esteban M. ha confesó que participó en la paliza a Clément Mérric, pero alega que fue en defensa propia. Además insistió en que no tuvo intención de matar al joven. La policía francesa detuvo al español después de realizar escuchas telefónicas y de interrogar a varios testigos del ataque, cuyos detalles siguen siendo confusos. Lo que sí está claro es que un disputa verbal entre el grupo de cuatro 'cabezas rapadas', del que formaba parte Esteban M., y un grupo de militantes de izquierda, del que formaba parte Mérric, acabó en una violenta pelea en la que el fallecido recibió varios puñetazos, que le hicieron caer de espaldas golpeándose la cabeza con un bolardo de hierro. La policía gala no tiene claro si los neonazis llegaron a utilizar puños de hierro.

Francia conmocionada
La muerte del joven activista ha conmocionado Francia y ha merecido la condena de todos los partidos políticos. No obstante, tanto intelectuales como políticos coinciden en señalar que los meses de agitación y crispación social que se viven en el país vecino a raíz de las violentas manifestaciones de la derecha contra el matrimonio homosexual, hacían temerse lo peor. Y lo peor es lo que ha ocurrido, la muerte de un joven. Hace meses que la derecha, la extrema derecha política y la Iglesia católica han agitado las protestas contra el gobierno de Hollande, unas protestas cuyo grado de virulencia ha alarmado al resto de Europa. Nadie se esperaba ese grado de violencia y movilización de la extrema derecha en la laica y republicana Francia. Ahora hasta la ultraderechista, fascista y xenófoba formación de Le Pen, han condenado la muerte del joven.