Este miércoles se cumple un año desde que el presidente del PP, Pablo Casado, anunciara que dejaban la sede de Génova 13 para romper con un pasado plagado de casos de corrupción. Sin embargo, ha pasado un año y los populares no solo siguen en el mismo edificio, sino que la corrupción sigue siendo una pesada losa a sus espaldas. El caso Mañueco, donde un informe acusa al presidente de Castilla y León de haber utilizado dinero B para escalar dentro del partido es el último ejemplo de esto.

Solo hay una cosa que ha sido cierta de todo lo que dijo Casado hace un año: aseveró que no volverían a dar explicaciones sobre los temas de corrupción que les acuciaban y así ha sido. El PP ha elevado el ‘modo avestruz’ a categoría de arte en sus intervenciones públicas: ni una palabra de sus líos con la Justicia. La corrupción no va con ellos, aunque tengan infinidad de casos abiertos en juzgados de toda España.

“Esta dirección nacional no va a dar más explicaciones que correspondan al pasado y conductas individuales. No nos lo podemos permitir más con el calendario judicial que se avecina. El coste electoral es tremendo y tenemos que dejar de preocuparnos por nuestro pasado y ocuparnos del futuro”, dijo Casado.

El actual líder del PP también aseveró que "las hipotecas en política no son hereditarias y no podemos seguir pagando facturas de cuestiones que ni conocemos". Y, sobre el cambio de sede, añadió que “no debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales”.

Sentencia lapidaria sobre el PP

Una reforma que hace un año se investigaba, pero que 365 días después cuenta con una sentencia lapidaria en la que, los magistrados de la Audiencia Nacional, dieron por probado que, al menos una parte de ella, se pagó con dinero negro.

Una sentencia que echaba por tierra el discurso defendido por todos y cada uno de los dirigentes del PP que siempre han negado que existiera una caja B. Pero los jueces fueron cristalinos: “En el periodo en que Bárcenas ocupó los cargos de gerente y tesorero, gestionó los fondos en metálico aportados a la formación política Partido Popular como donaciones privadas a través de una contabilidad paralela (contabilidad b) de cuyo ingreso y gasto no se dejó constancia en la contabilidad oficial ni por tanto fueron fiscalizadas por el Tribunal de Cuentas”.

Así, un año después del anuncio, Casado y los suyos siguen en una sede pagada con dinero negro, tienen una sentencia que así lo acredita, han recibido un nuevo mazazo judicial con la apertura del caso Mañueco en un juzgado de Salamanca y, como no, siguen arrastrando multitud de causas asociadas a las presuntas corruptelas del partido como son el caso Púnica, el caso Lezo, el caso Erial, el caso Taula o la Kitchen.