Apenas unos días después de que ElPlural.com desvelase en exclusiva que Juan Antonio Reig Pla, el polémico obispo de Alcalá de Henares, había lanzado Sexólicos Anónimos, un servicio (que trabaja la pornografía intantil) para “ayudar a las personas con adicción al sexo, liberarse de la lujuria y alcanzar la sobriedad sexual”, Televisión Española ha decidido ‘ficharle’ para oficiar la misa que este 25 de julio la televisión pública emitirá con motivo de la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España.
Una decisión muy controvertida debido al escándalo que provocó su última iniciativa, con la que el prelado prometía acabar con el uso “descontrolado u obsesivo de la pornografía, la masturbación, la promiscuidad, el romanticismo, la prostitución, las fantasías o las relaciones de pareja”.
Lo cierto es que Reig Pla sigue ofreciendo a sus fieles terapias para dejar de ser homosexual, promociona convivencias de sobriedad sexual, ofrece consejos para dejar la masturbación y brinda trucos para que las mujeres recuperen su virginidad.
Reincidente
Reconocido por su homofobia
Conocido por su homofobia, Juan Antonio Reig Pla ha llegado a recibir el reconocimiento de colectivos ultracatólicos como Hazte Oir en base a su “su defensa del matrimonio y la familia natural” y su “ayuda a los que caen en el agujero de la homosexualidad”.
En 2008, cuando todavía dirigía la diócesis de Murcia-Cartagena, a Pla se le ocurrió la idea de lanzar “brigadas” callejeras en favor de la virginidad, contra el aborto y el matrimonio homosexual. Su misión no era otra que “patrullar” por los centros educativos, comerciales y zonas de copas con el objetivo de inculcar a los más jóvenes sus valores ultraconservadores.
Un año más tarde, ya como obispo de Alcalá de Henares, ElPlural.com desveló que había oficiado en Paracuellos del Jarama una misa junto a la bandera con el águila de San Juan para así honrar a los mártires franquistas. Ceremonia que dejó boquiabierto al mismísimo Blas Piñar, fundador de Fuerza Nueva y líder fascista que tras escuchar a Plá sentenció emocionado que en su vida “nunca había oído hablar así a ningún sacerdote, y menos a un obispo”.