La sequía continúa azotando gran parte de la península y la falta de lluvias, unida a la precaria situación de los embalses, está empujando a algunas Administraciones a buscar soluciones desesperadas. Este es el caso de la Generalitat de Catalunya, que ha decidido preparar el puerto de Barcelona para traer agua potable en barcos si esto fuese necesario. El propio consejero de Acción Climática, David Mascort, ha confirmado que estos preparativos se están produciendo ante la “emergencia nacional” que se atraviesa en estos momentos.
“Estamos trabajando en todas las fórmulas posibles para conseguir agua”, ha apuntado el consejero en una entrevista concedida a Rac1. El territorio catalán no espera lluvias próximamente y los dirigentes están barajando diferentes alternativas. El transporte de agua en barco es una de ellas y el coste de reacondicionar el puerto para su llegada asciende a los cuatro millones de euros. No obstante, estos trabajos tienen un periodo de desarrollo de dos meses, por lo que se contempla como una de las últimas medidas si la situación climática no se revierte.
La situación de Cataluña es dramática, motivo por el que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se reunirá con el consejero que ha dado la voz de alarma. El encuentro se celebrará este viernes, tal y como ha explicado el director de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA), Samuel Reyes, en una entrevista de TV3. Durante su intercambio, ambos buscarán “analizar” la situación y buscar las mejores soluciones posibles.
El puerto de Barcelona se prepara
El Puerto de Barcelona no es nuevo en este proceder y ya hace 15 años, en 2008, se produjo una situación similar. En aquel momento, Cataluña atravesaba una de las peores sequías que se recuerdan y se vio obligada a recurrir a barcos que transportaban agua potable. Las lluvias primaverales terminaron por hacer aparición en el territorio y tan solo dos buques amarraron con esta misión en la ciudad condal.
Aquella crisis, a la larga, tuvo sus consecuencias positivas en presente. La Generalitat activó todas las alarmas y decidió invertir para que no volviesen a atravesarse situaciones de falta de agua potable. De esta situación dramática derivó la construcción de la desaladora de El Prat de Llobregat, que trabaja al 100% desde hace meses. La misma situación atraviesa la instalación homóloga de Blanes, que aguarda a una futura ampliación que multiplique por cuatro su capacidad.
“No podemos olvidar que el agua de los barcos es muy cara, y es un gasto que deberemos asumir entre todos”, ha advertido Mascort, pero la necesidad de agua está por encima de esto. La situación de los embalses preocupa, dado que su capacidad se encuentra en un 18%, muy próximo al nivel de activación de la fase de emergencia contemplada en el Plan Especial de Sequía. “Debe activarse cuando los embalses lleguen al 16%”, ha explicado el conseller.
Drama en los embalses
Los embalses que forman parte de la cuenca de Cataluña Interior apenas tienen un 19% de agua en sus embalses, lo que ha llevado a esta zona a declarar el estado de preemergencia, lo que conlleva una serie de restricciones en cuanto al consumo de agua. En otras cuecas, las lluvias de las últimas semanas parecen haber abastecido los embalses, si bien esta semana solo es la cuenca del Ebro la que consigue aumentar sus reservas entras las grandes cuencas de nuestro país. Tajo y Duero pierden, mientras que Guadiana se mantiene igual que la semana pasada.
Las restricciones ya han llegado a Cataluña, donde el Govern ha restringido el consumo por habitante a los 210 litros de agua diarios. Estas limitaciones también afectarán al riego, mientras se apuesta por el agua subterránea que se ubica bajo los embales. La entrada en estado de emergencia por sequía está prevista, por ahora, para la "segunda quincena de diciembre", ha reiterado Reyes, que asegura que habrá que ver cómo va este nuevo estado de preemergencia y si se retrasa la entrada en emergencia.
El director de ACA ha considerado que la máxima restricción de agua, que es el estado de emergencia 3 y que supone un máximo de 160 litros por habitante y día, llegaría en "verano o septiembre" de 2024, pero reitera que eso sería en las peores previsiones y manteniendo los mínimos históricos en las cuencas internas catalanas y sin lluvias.