Se cumplen 30 años del encierro del Pozo Calderón -también conocido como pozo Villager, puesto en servicio en 1974 y clausurado en 2010-, que fue el origen de la marcha minera. La movilización fue emprendida por ocho mineros y sindicalistas de todas las organizaciones con representación en la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) para evitar la quiebra de la compañía minera. Este suceso terminó dando origen a la gran protesta, conocida como la primera Marcha Negra, que llegó a Madrid desde la comarca leonesa de Laciana.

Este movimiento social que se produjo en 1992 marcó las luchas sindicales. Ocho mineros iniciaron su lucha bajo tierra -a unos 300 metros de profundidad-, en el Pozo Calderón, donde estuvieron 51 días para conseguir, no solo los objetivos laborales, sino también demostrar que el sentimiento de fraternidad de la familia minera era una realidad.

Guillermo Murias, Luciano Leiguarda, Enrique Pancorbo, Alfredo García, Adolfo Bernardo, José Luis Lago, José Manuel Bruzos y Manuel Lastra fueron estas ocho personas que hicieron historia. Eran los líderes de CCOO, UGT, USO y la Asociación de Vigilantes en la comarca de Laciana, y se encerraron durante 51 días para luchar por los derechos de los mineros y por el futuro del carbón.

El encierro y la posterior marcha, junto al gran apoyo social, consiguieron evitar la quiebra de MSP y su desaparición. Se logró mantener la empresa otros 25 años en activo, lo que permitió a los mineros sus objetivos. Pero, finalmente, el sector minero ha perdido la guerra y esta comarca minera leonesa ha tenido que decir adiós a la industria que le permitió crecer.

Origen de la primera Marcha Negra

La protesta de estos trabajadores fue el origen de la primera Marcha Negra, que comenzó el 8 de marzo como movilización social y sindical poniendo a Laciana en el mapa nacional e internacional. Este movimiento tuvo multitud de réplicas a lo largo de estos 30 años que se celebran este 2022.

499 trabajadores en activo de MSP y un jubilado de la misma dieron sus primeros pasos, desde Villablino hasta Toreno, lo que se contempló como la primera etapa. Por delante, más de 500 kilómetros hasta llegar a Madrid, el destino final. A lo largo de todo el trayecto, que duró 18 días, los manifestantes sintieron las muestras de apoyo, de ánimo y de ayuda.

El apoyo general de la sociedad fue determinante para que no volvieran a casa con las manos vacías. Regresaron con el propósito logrado, que era obtener del Gobierno una solución para MSP, sus trabajadores y la comarca de Laciana.