Instagram, TikTok o YouTube, nombres de redes sociales que no le resultarán ajenas a las generaciones jóvenes de hoy en día causan más perjuicio del que puede parecer a simple vista. De media, un usuario habitual de estas plataformas puede tener un consumo medio diario de entre una hora y media a tres horas.

Por este motivo, han sido muchos los colegios públicos de la ciudad estadounidense de Seattle los que han dado un golpe sobre la mesa para alertar de los daños colaterales. A través de una demanda presentada el pasado viernes al Tribunal de Distrito, se señala que las redes sociales están causando “grandes daños” al presentar sus productos en los menores y jóvenes, según recogió AP News.

Los centros educativos apuntan así a las grandes empresas tecnológicas como las culpables del empeoramiento de la salud mental de los jóvenes, concretamente, de “atacar sus cerebros vulnerables”, haciéndoles así más “manipulables” debido a la adicción que ya sufren millones de estudiantes. “Esta crisis de salud mental ha impactado en la tarea educativa al absorber los recursos de nuestras escuelas”, defendieron.

El organismo que comprende las demandas de los colegios públicos de Seattle apunta a que se han detectado “récord de casos” de trastornos mentales como ansiedad, depresión o estrés. Es así como los docentes del Distrito Escolar pretenden “responsabilizar a las empresas de redes sociales por el daño que han causado a la salud social, emocional y mental de sus alumnos”.

En aras de facilitar una solución, llaman a dichas entidades a financiar el coste de la atención psicológica para intentar trabajar en las causas que han provocado estas adicciones, ya que “los contribuyentes no deberían soportar la carga de la crisis de salud mental que han creado las redes sociales”.

Por el momento, tan solo META (que engloba Instagram, Facebook y Whatsapp) ha desarrollado más de una treintena de herramientas para frenar este problema de tal magnitud permitiendo, entre otras claves, que los padres puedan limitar el tiempo de exposición de sus hijos adolescentes en estas plataformas para que así realicen un consumo acorde con su edad.

El aumento de suicidios, el aspecto más preocupante

Como consecuencia de los numerosos casos de ansiedad y depresión y otros problemas de salud mental que se derivan de la sobreexposición a las redes sociales, muchos jóvenes llegan a cometer el suicidio por la toxicidad que se vierte en ellas y, en muchas ocasiones, por los mensajes de acoso y bullying de las que muchos niños y adolescentes son víctimas.

A pesar de que esta demanda se ha producido en Estados Unidos, éste es un fenómeno que se repite en multitud de países. En el caso del gigante norteamericano, en 2018 los suicidios fueron la segunda causa de muerte no natural entre la población de 10 a 24 años.

En la contra, poniendo de relieve el caso de España, en 2022 se superó la barrera de los 4.000 suicidios, afianzándose de esta manera como la primera causa de muerte externa con una tasa de 8,44 puntos por 100.000 habitantes. Unas cifras que se focalizan con especial atención en la juventud, ya que 22 de los fallecidos por estos motivos no alcanzaban los 15 años de edad.