Una de las consecuencias del exilio que sufrió España tras la Guerra Civil, fue la pérdida de talento derivada del abandono obligado de España de grandes exponentes de la cultura y de la ciencia. Los exilados vivieron como un desgarro esa lejanía de su tierra, pero además de ello, sufrieron penurias económicas, separación de sus familias y en demasiados casos, el olvido de esos intelectuales tras su fallecimiento a miles de kilómetros de España. Ello lo podemos calificar como una especia de segundo exilio. En relación con las mujeres exiliadas, ese olvido fue mucho más agudizado e injusto. Este es el caso de la pintora Remedios Varo, reprimida y acosada por el franquismo, más tarde perseguida y detenida por los nazis en Francia y, por último, exiliada en México.

Cordobesa de orígenes

Remedios Varo Uranga, de orígenes cordobeses y vascos, aunque nacida en Cataluña, fue una muestra ejemplar de vida intensa y de obra enormemente prolífica. Lamentablemente, fue y es una artista destacada y muy reconocida en México dentro de la pintura surrealista, pero, en cambio, casi una auténtica desconocida en su tierra, España. Tal fue el valor artístico de su obra que una parte importante de su trabajo creativo se ubica en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Esta pinacoteca realiza asiduamente exposiciones temporales de la obra de Varo.

Su biografía vital se asemeja más a la de una protagonista de una trepidante novela que a la de un ser humano convencional.

Aunque falleció joven, con tan solo 55 años, residió en múltiples lugares, se codeó de igual a igual con los más conspicuos artistas e intelectuales de la época. Políticamente, fue una mujer comprometida y señalada. Eso le costó ser perseguida por el fascismo, tanto en España por Franco como en Francia por los nazis. Huida a Francia, fue detenida por la Gestapo. Posteriormente, se exilió y tuvo que trabajar en muchas labores para poder sobrevivir. Pero si algo destaca en la figura de Remedios Varo, en el aspecto humano y vital, es que amó y fue amada pasional e intensamente. Y sobre su estilo y contenidos artísticos, hay que subrayar el carácter feminista de su pintura.

Enferma desde niña pero vitalista

María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga, nació el 16 de diciembre de 1908 en Anglés (Girona) y falleció el 8 de octubre de 1963 en México. Su padre era un ingeniero hidráulico nacido en la localidad cordobesa de Cabra. Precisamente por el carácter itinerante de la profesión de su padre, Remedios tuvo distintas residencias tales como Girona, Marruecos o Madrid. Remedios llegó con su familia a la capital de España con solo 9 años. Ya entonces, padecía problemas cardíacos, algo que la marcaría el resto de su vida y su fallecimiento tan temprano.

Impronta feminista de su obra

A pesar de ello, Remedios Varo tuvo una vida intensa y plagada de emociones tanto en lo artístico y en lo personal. Alegre, vitalista y apasionada en el amor, destacan de ella un detalle que le adelantó su súbito fallecimiento: “Bebía café casi todo el día y fumaba hasta tres paquetes de cigarrillos”. Pero lo relevante es, que tras su exilio en distintos lugares y su estancia definitiva en México, se convirtió en la líder del movimiento pictórico surrealista en Latinoamérica. Sin embargo, lo triste es que en España continúa siendo una gran desconocida, a pesar de que su legado podría ser doble, desde un punto de vista de su enorme pintura, así como por la destacada impronta feminista de su obra.

Varo rompió barreras desde un principio, siendo pionera femenina en estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, centro en el que ingresó con 15 años en 1924. También fue iniciadora del movimiento surrealista. Recibió clases de Julio Romero de Torres y en la Residencia de Estudiantes de Madrid conoció a García Lorca y a Salvador Dalí con los que se prodigó en reuniones y trabó amistad.

El logicofobismo o surrealismo con compromiso social

Finaliza los estudios en 1930, se casa con un compañero de la Academia de San Fernando, Gerardo Lizarraga Ortiz y se trasladan durante un año a París. A su vuelta en 1932 fijaron su residencia en el Barrio de Gracia barcelonés, donde trabaja como diseñadora publicitaria. Es en la capital catalana cuando Varo se adhiere al grupo “logicofobista, fobia a lo que parece lógico, surrealistas con contenidos de compromiso social.

Columna Durruti

Con el estallido de la guerra civil, Remedios apoya a la República de manera activa. Al mismo tiempo combate junto a los anarquistas de la columna Durruti dirigiendo una unidad que combate en el Frente de Teruel. Ello y el desprecio y odio ignorante de los fascistas a las tendencias modernas como el surrealismo, obligan a la artista a marchar al exilio parisino junto con su nueva pareja, Benjamin Péret, uno de los poetas surrealistas franceses más importantes e influyentes. En París profundiza más en el surrealismo. A través de André Breton, entabla amistad con Max Ernst, Víctor Brauner, Joan Miró, Wolfgang Paalen y Leonora Carrington. En 1937, Remedios Varo muestra su obra en la Exposición Internacional del Surrealismo en Tokio.

Huida a México

Tras la ocupación nazi de París en 1941, es detenida por ser la compañera de Péret, ya que este fue miembro destacado del trotskismo. No sin dificultades, ambos logran huir a México fijando su residencia en el país azteca gracias a la política de acogida del presidente Lázaro Cárdenas, Remedios se dedica a la artesanía, la decoración y la publicidad. En 1947 Remedios y Péret se separan y el poeta vuelve a su tierra natal, París. De la bondad de Remedios Varo da cuenta el hecho de que apoyó económicamente a su ex pareja y lo acompañó hasta en la hora de su fallecimiento en 1959.

Remedios también poseía conocimientos científicos que demuestra en 1947 integrando una expedición científica a Venezuela para realizar estudios microscópicos de mosquitos contra el paludismo. Desde allí trabaja para el laboratorio Bayer diseñando carteles publicitarios.

Frida Kahlo y Diego Rivera

En 1949 vuelve a México. Un nuevo amor y un nuevo enlace llegan a su vida tres años después de su regreso a la capital azteca. Se trata de Walter Gruen, un austriaco judío, militante de del Partido Socialdemócrata y admirador de la obra de Varo. Gruen fue detenido por la Gestapo y recluido en el campo de concentración de Dachau y luego al de Buchenwald. Sobreviviente del horror nazi, se establece en México y le posibilita a la pintora española la necesaria estabilidad tanto económica como emocional. Es él quien consigue que Remedios se dedique exclusivamente a la pintura. Es esta etapa su mejor época artística al lado de figuras como Frida Kahlo y Diego Rivera. Ahora sí consigue vivir de la pintura.

La obra: Misticismo, alquimia, sueños y feminismo

Su vida se plasma en sus obras. Misticismo, teoría psicoanalítica o alquimia son expresiones contenidas en múltiples cuadros suyos, todos con una gran impronta feminista. Su labor es una mezcla de mundos oníricos con misticismo y paisajes de personajes inverosímiles. Denunció el submundo en el que las mujeres se veían obligadas a vivir. Para Kate Hodges, “sus cuadros, poblados de personajes andróginos que unas veces desempeñan actividades científicas, otras que se sitúan en entornos místicos y otras representan la supresión de las mujeres en el arte”.

La pintora falleció de un infarto de miocardio el 8 de octubre de 1963, a la edad de 55 años, en la capital mexicana.

Reconocimiento en Cataluña

En 2008, Barcelona la reconoció con una placa y puso su nombre a unos jardines. También la Universidad de Barcelona organizó unos encuentros internacionales en el 70 aniversario de su exilio. Pero a pesar de ello, Remedios Varo sigue siendo otra gran olvidada y sufridora del “segundo exilio”, ese que te relega a la desmemoria.