La reina Letizia aterrizó el lunes en Honduras para transmitir el apoyo de España al país centroamericano tras los graves daños padecidos por los huracanes Lota y Eta. Su llegada causó un gran impacto en la prensa hondureña, que resaltó el soplo de modernidad que aporta a la Casa Real española. Pero, además, su visita se ha caracterizado por estar alejada del lujo, tal y como revela Vanitatis.

Según la publicación, el primer viaje de la reina Letizia en solitario tras el estallido de la pandemia del coronavirus se ha distinguido por la sencillez. Ha cambiado los tacones, vestidos y joyas por botas y ropa más cómoda para visitar las zonas más afectadas del país por los huracanes Eta y Lota.

Doña Letizia ha entregado unas 120 toneladas de ayuda humanitaria y ya ha anunciado más apoyo económico para la reconstrucción de algunos sectores, que han quedado reducidos a cenizas por los fenómenos meteorológicos. Su visita tampoco ha estado marcada por discursos grandilocuentes ante el pueblo, sino que ha sido una simple transmisora de la solidaridad de España para con Honduras.

Sin embargo, este perfil bajo de la reina Letizia no le ha permitido pasar desapercibida. De hecho, tal y como se podía prever, ha sido toda una estrella en los medios de comunicación del país, que han recalcado el soplo de aire fresco que la reina ha aportado a la Casa Real española.

Su estancia en Honduras también ha estado marcada por la sencillez. Pese a escoger uno de los mejores hoteles del país para su alojamiento – el Real InterContinental -, la reina Letizia rechazó la suite presidencial. En contraposición, optó por una habitación estándar, carente de todo lujo y extras, como se acostumbra para las personalidades.

La habitación de doña Letizia cuenta con 34 metros cuadrados, televisión de 32 pulgadas, ventanas a prueba de sonido, internet de alta velocidad, cafetera y minibar. El precio de la estancia asciende hasta los 137 euros la noche.